sábado, 13 de marzo de 2010 | |

SANTORAL

Marzo 13

MATILDE (+ 968). Acertaron con el nombre que le pusieron, Machthild significa «valiente en la batalla», porque lo fue. Templando nervios y pasiones. Casada con un duque, que con el tiempo fue rey, Enrique I, batalló maternalmente para que los hijos (el emperador Otón I y Enrique duque de Baviera) hicieran las paces. Lo consiguió. (Con razón es la patrona de las bordadoras). Manirrota con los necesitados, dejó la corte, y en vez de ir a vivir con su hijo Bruno, arzobispo de Colonia, se retiró a un monasterio (14 marzo)
EVA DE LIÈGE (+ 1265). De Lieja. Allí vivió Eva la cisterciense «conspirando» (no en la tercera acepción: unirse contra un particular para hacerle daño; ni en la segunda: unirse algunos contra su superior; sino en la primera: convocar, llamar alguien a su favor) con su priora santa Juliana de Cornillon, para conseguir que el papa Urbano IV instituyese la fiesta litúrgica del Corpus Christi. Y lo consiguió. Cuando canto el «Adoro te devote» recuerdo agradecido a Santo Tomás de Aquino, sus versos me ayudan a sentir lo que mis labios pronuncian, pero no olvido a la conspiradora que desde Lieja le ayudó a inspirarse (14 marzo)
GIACOMO CUSMANO (1834-1888). El del «boccone». «Médico y sacerdote, para sanar las llagas de la pobreza y de la miseria que afligía a tanta gente por las constantes penurias y epidemias, pero también por las desigualdades sociales, eligió el camino de la caridad: amor de Dios que se traducía en amor efectivo hacia los hermanos y entrega a los más necesitados en un servicio llevado hasta el sacrificio heroico. Después de abrir una primera «Casa de los pobres», inició una más amplia obra de promoción social, creando la «Asociación del bocado (boccone) del pobre», que fue como grano de mostaza que creció hasta convertirse en árbol majestuoso» decía Juan Pablo II el 30 de octubre de 1983 al beatificarle. ¡La inventiva del amor! 54 años humilde gran «siervo de los pobres» en Palermo y sus alrededores (14 marzo)
Marzo 15
LEOCRICIA (+859). Nació en Córdoba de padres moros, inquieta, empezó a hacerse preguntas a las que los suyos no supieron contestar. Convertida al cristianismo la echaron de casa. Eulogio la acogió. Descubiertos ambos fueron martirizados, Eulogio el 11 de marzo, Leocricia, cuatro días después. Actualmente en Córdoba no sólo presumen de las piedras de la mezquita-catedral, sino de las piedras vivas del sacerdote Eulogio y de la mártir Leocricia (15 marzo)

SISEBUTO (+ 1086). No, no es el que sale en la lista aquella de los reyes godos:... Recaredo, Liuva II, Viterico, Gundemaro, Sisebuto, Recaredo II, Suintila, Sisenando..., sino el santo abad de Cardeña que enseñó a leer la Palabra a sus monjes y ayudó a buscar la paz a cientos y cientos de peleones coterráneos contemporáneos. Lo de «porta patet, cor autem magis» (la puerta está abierta, pero más el corazón) era mucho más que un frío lema esculpido en letra gótica en el muro del monasterio, según comprobó Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid campeador, camino del destierro (15 marzo)

LUISA DE MARILLAC (1591-1660). Aristócrata, viuda a los doce años de casada, con la ayuda de Vicente de Paúl, consiguió que un grupo de señoras de la aristocracia leyeran despacio el capítulo 25 del evangelio de Mateo: «Cuando venga el Hijo del hombre... dirá: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me alojasteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme...». Murió a los 71 años diciendo a sus hijas, las hermanas de la caridad: «Servid a los pobres, atendedles que son Cristo entre nosotros» (15 marzo)

RAIMUNDO DE FITERO (+ 1163). «En las costumbres compuesto, en el hablar parco, en las palabras grave, en las acciones modesto. Con los mayores reverente, con los iguales benévolo, con los inferiores apacible». Nacido en Tarazona, canónigo de su ciudad, entró en los cistercienses de Nienzebas. Al morir el abad Durando, le sucede en el cargo. Viendo que el paraje donde estaba el monasterio no satisfacía del todo a los monjes, se trasladan a Fitero. Y su vida hubiese discurrido tranquilamente allí, de no ser el empecinamiento de los moros en reconquistar la plaza de Calatrava, que los templarios habían abandonado. El rey Sancho pide ayuda a sus caballeros. No encuentra respuesta. En esto llegan a la corte el abad Raimundo y el monje Diego Velázquez, antiguo capitán del ejército, para recabar del rey la aprobación de unos privilegios para el monasterio de Fitero. Velázquez sugiere al abad la posibilidad de echar una mano al rey para lo de Calatrava. El rey sonríe, ¡unos monjes que lo único que podían saber era cantar! La noticia del ofrecimiento corre de boca en boca. «Los cortesanos la comentan desfavorablemente, burlándose de la quijotesca aventura». Tenían razón. El rey, dándola por perdida, formaliza la escritura de entrega de la plaza de Calatrava a favor de los monjes. Papel mojado, piensa. Al regresar a Fitero, Raimundo se lanza a predicar una especie de cruzada, Diego a formar luchadores. Reúnen veinte mil, que van a Calatrava. Los moros asustados desisten del plan. Raimundo para asegurar el futuro funda en 1158 una orden de monjes guerreros o de guerreros monjes: la Orden militar de Calatrava. «Monjes de cuerpo entero, soldados de pelo en pecho». El abad Raimundo nunca oyó hablar de «los signos de los tiempos», pero los supo ver y escuchar. Tampoco sabía que «La vocación es como un itinerario con señales de pista. Cada señal lleva a la señal siguiente sin saber el término definitivo. Más que un conocimiento del futuro es una correspondencia amorosa». Pero la puso por obra. Moría en Ciruelos, junto a Toledo, el 15 de marzo pronto hará 850 años. Siglos después la Orden militar de Calatrava desapareció. También el maná desapareció para los israelitas tras el paso por el desierto. Somos contingentes. Sólo Dios es el Ser Necesario, pero necesita de nuestras manos en la historia de los hombres que es historia de salvación. San Raimundo de Fitero, alcánzanos del Señor, la finura de oído hoy y aquí. Amén (15 marzo)
Marzo 16

HERIBERTO DE COLONIA (970-1021). Worms, a muchos sólo les suena (desafinadamente) a «Dieta de Worms» con su correspondiente Edicto del 25 de mayo de 1521 y Lutero de protagonista. Pero Worms suena mucho más sonoro si se recuerda que allí nació San Heriberto. Mozo de buena familia, educado por los benedictinos de Gorze, pronto se sitúa política y eclesiásticamente: canciller del emperador Otón III y arzobispo de Colonia a los 19 años. Ni a sol ni a sombra se separa del emperador, al que le da por vivir en Roma y… morir en Viterbo (1002). Y aquí viene lo malo, que resulta ser lo bueno: Heriberto cae en desgracia del sucesor, Enrique II, que le jubila fulminantemente de la política. Sólo le queda refugiarse en su Colonia (a la que nunca se había acercado). Es un caso de «conversión» forzada, pero felizmente apropiada. No sólo hace de arzobispo, lo es, en serio, durante veinte años. Vive austerísimamente, reza piadosísimamente, pastorea como el mejor buen pastor, los pobres de Colonia tienen un padre. Y empieza a correr de boca en boca que el arzobispo hace milagros… ¡incluso consigue que llueva! Santo indiscutido que nunca ha sido canonizado oficialmente (le sobraban milagros) porque «iluminó al clero y al pueblo practicando las virtudes que predicaba» (16 marzo)

GIOVANNI SORDI CACCIAFRONTE (1125-1183). El apellido Sordi a la mayoría sólo les suena al gran actor y director de cine italiano Alberto Sordi (+2003) [«I vitelloni», «Due notti con Cleopatra», «Un americano a Roma»…]. Vivir es descubrir ignorancias. Muchas. Giovanni fue un obispo y mártir benedictino, de los tiempos del emperador Federico Barbarroja. Con dos apellidos: Sordi y Cacciafronte, que usaba indistintamente. Sordi, por su padre. Cacciafronte, por su segundo padre (ancora in tenera età Giovanni perse il padre, la madre –Berta Persico- si risposò con il nobile Adamo Cacciafronte, il quale lo amò come un figlio proprio, dandogli il suo nome; fu educato in modo eccellente dai due genitori). Es bueno tenerlo en cuenta, para no caer en la tentación de ver el mundo exclusivamente como una película de malos padratros u horrendas madrastras. A los 16 años entró benedictino en la abadía de San Lorenzo de Cremona, su ciudad, de la que fue elegido abad a los 35 años. Cuando el cisma del antipapa Víctor IV, al que el emperador Barbarroja apoyó, se puso del lado del papa Alejandro III. Y… «como premio» fue desterrado por el de barba roja. ¡El poder de los poderosos! Tiempos tristes, borrascosos, oscuros… aquellos ¿sólo? Cuando se aclararon un poco, el papa lo nombró obispo de Mantua (para sustituir al desentonado obispo Garziadoro). Tres años después el desentonado y dorado García se entonó y pidió volver a Mantua. El magnánimo Giovanni dijo que con gusto le cedía la silla, que los hijos de san Benito siempre fueron hombres de gran corazón y raíces hacia Arriba. Finalmente, seis años Pastor de Vicenza, «dove morì per la libertà della Chiesa trafitto con la spada da un sicario» (Lástima que Alberto Sordi no hiciera un filme sobre la zarandeada vida de su tocayo) (16 marzo)

HERIBERTO DE NAMUR (+ 1022). En el siglo XVII su cuerpo descansaba en una capilla dedicada a Nuestra Señora, cerca de Bois-Villiers (Namur), cuyo capellán era un cisterciense. Egidio du Monin, un jesuita investigador, habló con el cisterciense, examinó la documentación guardada, y sacó en limpio, que Heriberto «in illo tempore» había sido célebre por la austeridad de vida y la santidad de costumbres y que «in ea solitudine vitam eremiticam duxit, ibidemque beato fine quievit». El honrado investigador no sacó en limpio nada más, dado que «res gestae temporum diuturnitate vel hominum incuria perierunt». Para que por mi incuria no quede olvidado el santo eremita de Namur, cada 16 de marzo me encomiendo a los dos, aunque llueva (16 marzo)

Marzo 17

PATRICIO (390-491). El apóstol de Irlanda, se le llama. Y con razón. Llegó allí a los 16 años, como prisionero. A los 22 se fugó al Continente y se dedicó a estudiar en serio. Obispo a los 42, regresó a Irlanda para recorrer la isla de punta a cabo, enseñando, construyendo iglesias, escuelas y monasterios, organizando la jerarquía en Armagh. Célebre su oración, llamada «La coraza de San Patricio». Es muy larga. Su centro: «Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí, Cristo sobre mí, Cristo debajo de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo alrededor de mí, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en la profundidad, Cristo al descansar, Cristo al levantarme, Cristo en el corazón y en la mente de cada persona que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en todo ojo que me mire, Cristo en todo oído que me escuche». Los artistas le pintan como un obispo que caza o pisa serpientes (17 marzo)

PABLO DE CHIPRE (+775). Fue un monje que durante el reinado del iconoclasta Constantino Coprónimo se negó a pisar la imagen de un crucifijo y murió a fuego lento cabeza abajo. A falta de un icono del monje mártir, para imaginármelo, yo pongo en su boca los versos de Blas de Otero, con dos “P” mayúsculas: «Si he perdido la vida, el tiempo, todo / lo que tiré, como un anillo, al agua, / si he perdido la voz en la maleza, / me queda la Palabra. Si he sufrido la sed, el hambre, todo / lo que era mío y resultó ser nada, / si he segado las sombras en silencio, / me queda la Palabra. Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi Patria, / si abrí los labios hasta desgarrármelos, / me queda la Palabra». A todos: nos queda la Palabra (17 marzo)
JUAN SARKANDER (1576-1620). Mártir del sacramento de la penitencia, del secreto de la confesión. Nacido en la Silesia austriaca, párroco de Holleschau en Moravia, consiguió que muchos husitas volvieran a la fe católica (los husitas -seguidores del Jan Hus-, achicaban rabiosamente el perímetro de la Iglesia). Los «achicantes» le acusaron falsamente de conspirar para que tropas polacas invadieran el país, ordenándole que revelara lo oído en la confesión del barón de Moravia. Al rehusar fue cruelmente torturado, muriendo en la prisión a los pocos días. (Curiosamente los husitas reivindicaban la comunión con el cáliz para los laicos [utraquistas = comunión bajo las dos especies, les llamaron también]). ¡Qué cosas! (17 marzo)
Marzo 18

CIRILO DE JERUSALÉN (315-386). De Jerusalén, porque allí nació, y para distinguirlo del de Alejandría, ambos doctores de la Iglesia. De los 36 años que fue patriarca de Jerusalén, la mitad los pasó en el exilio. Los arrianos, con los que simpatizó al principio, se la tenían jugada, pese a no emplear él nunca por delicadeza la palabra «homooúsios». Muy leídas en aquellos tiempos sus famosísimas catequesis. Las 19 primeras dirigidas a los «photizómenoi» (los iluminados, los que se bautizarían en la próxima pascua), en las que explica con todo detalle el Credo. Las 5 últimas (llamadas «mistagógicas»: de iniciación en los misterios) sobre el bautismo, la confirmación, la eucaristía y la liturgia de la misa. (Por la disciplina del arcano en los primeros siglos del cristianismo se prohibía hablar de los misterios cristianos a los no iniciados). ¿Por qué no leerlas ahora los oficialmente iniciados como si fuésemos unos «photizómenoi»? ¡Qué bien nos vendrían, para no parecer y ser unos ignorantes! (18 marzo)

FRIGDIANO (+588). Irlandés, que vino como peregrino a Roma, y al regresar se quedó como eremita en la Toscana, en la falda del monte Pisano. Allí fueron a buscarle los de Lucca en el año 566 para que fuera su obispo. Hizo de todo, incluso «confirmó» el río Serchio. [El Serchio es un río costero de la parte centrooccidental de Italia que discurre por la región de Toscana, atraviesa la ciudad de Lucca y desemboca en el mar de Liguria, no lejos de donde lo hace el río Arno]. Gran milagro. En realidad lo realmente maravilloso (el milagro verdadero) fue que consiguiese que los capitostes de la ciudad se pusieran de acuerdo para acanalar el Serchio, saneando la zona de las aguas frecuentemente convertidas en ciénagas. ¡Como si los «milagros morales» no fueran mayores que los físicos! Esos, para la mayoría parece que no cuentan. Y es lo que necesitamos: que se pongan de acuerdo los que mandan, a favor del pueblo, orillando sus intereses de partido. ¡Señor, Señor, queremos milagros, aunque sea sin obispos! (18 marzo)

SALVADOR DE HORTA (1520-1567). «Humilde instrumento de Cristo para la salud del cuerpo y del alma». Hijo de labradores, desde pequeño mientras cuidaba ovejas «rezaba con costumbre de olvido ya». Luego en Barcelona se especializó en el oficio de zapatero. Lo hacía tan bien y el negocio iba tan viento en popa, que decidió ganar menos. ¿Dónde mejor que entre los hijos de san Francisco? Y franciscano se hizo a los 20 años, sin sueldo. Pero siguió haciendo el bien: abría y cerraba la puerta del convento sin hacer ruido, sonriendo; repartía limosnas y bendecía a Dios y a sus hijos. Cuentan que su simple bendición sobre los enfermos tenía la virtud de curarlos. Murió lejos de su Girona natal, en Cerdeña, cuando la primavera llamaba a la puerta del convento (18 marzo)

Marzo 19


JOSÉ (s. I). Si Dios le llamaba padre, ¿cómo le llamaría en casa María? Modelo de santidad modesta, escondida, sencilla. Hizo lo que quizá es más difícil: saber acompañar sin hacerse notar. Pero es evidente que la Palabra pronunciaba las palabras con el mismo tono de voz que el padre que le enseñó a decir Padre. «Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el Cielo la eterna felicidad. Amén» [León XIII] (19 marzo)

ISNARDO (+ 1244). De Chiampo, que allí nació. Recibió el hábito de dominico en el año 1219 de manos del mismísimo Santo Domingo de Guzmán. Fundó el convento de Pavía, del que fue primer prior. Y en Pavía murió. Pese a su vida mortificada, «estaba excesivamente gordo, y la gente se reía de él cuando predicaba». «Si racconta che una volta predicava in pubblico e un uomo che assisteva disse: “Come posso credere alla santità di un vecchio cetaceo come fra Isnardo, più di quanto possa credere che questo barile potrebbe saltare e rompermi una gamba”, ma alla fine delle sue parole il barile su cui era seduto, all’improvviso si mise a saltellare investendolo e rompendogli così una gamba nell’urto». Hay que andar con cuidado de reírse de los gordos. De haber vivido en tiempo de Rubens (1577-1640), seguro lo inmortaliza (19 marzo)

ANDREA GALLERANI (+ 1251).Siendo soldado mató a un hombre (no se sabe por qué). Lo desterraron. Aprovechó el destierro para doctorarse en penitencia y en buenas obras. Cuando pudo regresar a Siena era otro Andrea. Y siguió siéndolo: «Si dedicò completamente al servizio degli ammalati e dei bisognosi». Con sus bienes fundó un hospital, y convenció a muchos cristianos para que leyeran el capítulo 25, 31−46 de San Mateo. Fueron los «Hermanos de la Misericordia», laicos sin votos dedicados a los pobres y a los enfermos. Gran devoto de San José, patrono de la buena muerte, que le concedió la gracia de morir al amanecer del día de su fiesta de 1251 Siempre que puedo cuento la vida de San Andrés, a los que presumen de grandes pecadores, de «no tengo remedio», de «soy un caso perdido» (19 marzo)
Marzo 20
ARQUIPO (s. I). Pablo lo llama «compañero nuestro de lucha» (Flm 2); cuando escribe a los de Colosas encarga le digan «que atienda y desempeñe con esmero el ministerio que ha recibido del Señor» (Col 4,17). ¿Sólo? Más que suficiente para imaginar al luchador de Colosas por el que rogaba sin cesar el Apóstol, al tener noticia de su fe en Cristo Jesús y de su amor para con todos los creyentes, desde el día que conoció y experimentó la gracia de Dios en toda su verdad. Los griegos y la liturgia bizantina celebran su fiesta tres veces: como apóstol y mártir, el 23 de noviembre; junto con Filemón y Apia, el 22 de febrero; con Filemón el 6 de julio. Y cuentan muchos detalles de su martirio, en tiempo de Nerón, delante del prefecto de Colosas, no lejos de Éfeso, por haberse negado a dar culto a Artemis-Diana. Nosotros desde el siglo VIII celebramos su memoria en marzo, recordando que fue de los de la «constelación» paulina. En el cielo cuenta mucho lo de haber formado parte del «equipo» de uno de los grandes (20 marzo)
MARTÍN DUMIENSE (520-580). Muy devoto de su paisano san Martín de Tours -el que entregó la mitad de su capa a un mendigo que resultó ser el Señor- su vida queda reflejada en el epitafio que el fundador del monasterio de Dumio y obispo de Braga dejó escrito: «Nacido en Panonia (Hungría), atravesando los anchos mares y movido de impulso divino, llegué a esta tierra gallega, que me acogió en su seno. Fui consagrado en esta iglesia tuya, oh glorioso san Martín, restauré la religión y las cosas sagradas y, habiéndome esforzado en seguir tus huellas, yo, tu servidor Martín, que tengo tu nombre, pero no tus méritos, descanso aquí en la paz de Cristo» (20 marzo)

CUTBERTO (634-687). San Beda el Venerable (673-735) –benedictino también– escribió su vida en verso. Algo así como hiciera Gonzalo de Berceo con Santo Domingo o San Millán. Pastor, soldado del rey Orwin, pronto ingresó en el monasterio de Melrose. Como descollaba por su don de gentes, lo enviaron a fundar un nuevo monasterio. Y poco después lo nombraron prior. También los monjes, y más los priores, son tentados. Y a veces caen. Cayó en la tentación de retirarse a una isla cercana, a donde pronto fueron a buscarle para hacerle obispo de Lindisfarne. «Invitus», la palabra tan repetida, obedeció contra su voluntad. Durante dos años gastó muchos pares de zapatos, recorriendo la diócesis, dicen que predicando y «convirtiendo». Hasta que poco después de la Navidad del año 686 volvió a las andadas, a su añorada isla de Farna, su trampolín, para, ligero de equipaje y descalzo, saltar hacia Arriba a celebrar la Pascua del año 687. Los versos de san Beda ¡qué bien suenan! (20 marzo)
J.S.V.

0 comentarios: