viernes, 15 de abril de 2011 | | 0 comentarios

Domingo 24

DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

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22 Abril

VIERNES SANTO

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21 de Abril

JUEVES SANTO

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Domingo 17 Abril

DOMINGO DE RAMOS

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SOBRE EL P. DEHON

UNA BEATIFICACIÓN A LA ESPERA (2005-2011). Revista Testimoni 5. pp. 8-11. 2011. Sacerdoti del Sacro Cuore. Bologna El sacerdote francés, que aparece en el libro-entrevista a Benedicto XVI. Nada de nuevo ya pasados cuatro años. Dos contemporáneos “apóstoles sociales”. Dehon y Toniolo. El 14 de marzo de 1843, nace en La Capelle, en el Norte de Francia. León Dehon, el fundador (desde 1878) de los actuales 2200 dehonianos (Reparadores en España), presentes en una treintena de provincias religiosas de Europa, América Latina y del Norte, de África y Asia. Hoy tenemos una razón más para recordar este aniversario. En una de las preguntas que Peter Seewald ha hecho a Benedicto XVI, en el reciente libro-entrevista “Luz del mundo”, aunque sin nombrarlo, hay una referencia explícita justamente al P. León Dehon. Después de recordar que Benedicto XVI ha sido el primer papa a “invitar un rabino a hablar delante del sínodo de los obispos” y antes de subrayar como había “visitado más sinagogas que ningún otro papa y como había reconocido, como afirma el diario Süddeutsche Zeitung”, “el origen hebreo del cristianismo, como ningún papa antes que él”, antes aún de pedir si el “primer acto”, como sucesor de S, Pedro, es decir su carta a la comunidad hebrea de Roma fuera un “gesto simbólico” que quería ser indicativo de una nota dominante de su pontificado”. Peter Seewald recuerda como Benedicto XVI había “suspendido del proceso de beatificación de un sacerdote francés, a quien habían sido atribuidos discursos antisemitas”. En su breve respuesta, Benedicto XVI no hace referencia directamente a ninguno de los eventos evocados por el entrevistador, y todavía menos a la suspensión del proceso de beatificación del sacerdote francés. Simplemente se limita a recordar que, desde los primeros años de su formación teológica y sobre todo, después de lo sucedido en el Tercer Reich no sólo se ha sentido “empujado a mirar al pueblo de Israel con humildad, vergüenza y amor, sino también cómo en su anuncio de la fe cristiana fuera “esencial el entrelazarse amoroso y comprensivo de Israel y de la Iglesia, basado en el respeto al modo de ser del otro y de la respectiva misión”. Era demasiado esperar, al menos una palabra, por parte del papa, de aquel sacerdote francés, de quien el papa Juan Pablo II, retornado a la casa del Padre el 2 de abril 2005, ya había decidido el día, en el que él mismo habría presidido el rito de la beatificación. Como sabemos muy bien, era justamente aquel día 24 de abril 2005, en la Plaza de S. Pedro, llena de fieles que habían acudido de todo el mundo para la solemne celebración del comienzo del pontificado de Benedicto XVI. Situación eclesial nada favorable. Han pasado ya más cuatro años desde cuando el 3 d noviembre 2006, el Secretrario de Estado, el card. Tarcisio Bertone, informaba oficialmente al superior general de los dehonianos, del ” pro oportunitate lungo dilata” impuesto a la beatificación de su fundador, después de haber ponderado largamente, en las sedes apropiadas la cuestión. Los dehonianos han vivido y lo están viviendo, en estos años con sufrimiento sereno. El P. José Ornelas Carvalho, superior general, invitó a sus religiosos a valorizar esta suspensión, volcándose hacia una interiorización de la propia espiritualidad apostólica, a partir de la herencia propia del Fundador. Lo han llevado a cabo, en particular, promoviendo, el 21-22 de setiembre 2007 en París, un seminario de estudio, con la participación de un buen número de expertos, no solo dehonianos, sobre el tema específico del antisemitismo cristiano en referencia al caso León Dehon. En la síntesis conclusiva, el promotor del encuentro, Yves Ledure, había afirmado que la “critica del judaísmo” de León Dehon, no solo ocupa una parte muy limitada de sus escritos sociales, sino que sobre todo es percibida en base a la imagen que tiene el catolicismo francés y más general de su época, con sus prejuicios, sus clichés, sus ambigüedades. Su clara denuncia de tantas formas de injusticia social, económica, financiera del tiempo, han hecho recaer sobre él las acusaciones de antijudaísmo. Sucesivamente, durante el XXII Capítulo General (mayo-junio 2009), ha sido presentada, por parte del superior general y del postulador de la causa de beatificación, la situación de todo el evento, sin que por el momento apareciese “nada de nuevo” de todo cuanto era ya conocido. Mientras que el postulador, p. Evaristo Martínez de Alegría ha reconstruido las fases del proceso de beatificación (1952), a la decisión vaticana de la suspensión, el superior general, una vez más, en su relación general hecha al Capítulo, ha intentado buscar el sentido más profundo de todo cuanto ha pasado. Por los contactos tenidos con los ambientes vaticanos, después de la comunicación del “Lungo dilata”, impuesto a la beatificación del P. Dehon, ha dicho: “hemos sacado la idea de que no era el momento de insistir”. No era solo una cuestión de oportunidad. La situación eclesial e internacional, en aquel momento “no era ni muchos menos favorable”. Por lo demás, cuando por cuestiones de este tipo, se recurre a la autoridad suprema de la Iglesia, “solo se debe hacer si existen buenas perspectiva para una respuesta positiva”. En todas las fases de esta situación, ha añadido, “hemos intentado presentar, con toda honradez, con convicción y espíritu eclesial, las verdades que, según la verdad y la razón, retenemos útiles para la comprensión de los hechos e interpretación de los textos. Sin el mínimo rencor frente a las decisiones de la Iglesia “comprendemos también las dificultades que pueden provocar los textos del P. Dehon, sobre todo si se leen fuera de una necesaria contextualización. Pero al mismo tiempo “deploramos numerosas tomas de posición, no del todo honestas y fundadas, así como algunas maniobras injustificadas de presión y de manipulación demagógica de la opinión pública”. Pero no es absolutamente esto el camino que los dehonianos, en el futuro, piensan recorrer. Si, y cuando el P. Dehon, será finalmente beatificado, “lo será por la voluntad del Señor, y por aquello que él ha sido y continúa a ser, junto a Dios, para nosotros y para la Chiesa”. Por cierto, que su beatificación no podría ser hecha haciéndola depender “de la cualidad de vida de cuantos están patrocinando la causa” El camino interno del Instituto, es el de un siempre más profundo conocimiento de la persona, de la obra, del pensamiento del P. Dehon. Son muchas la razones por las que se debería incrementar este recorrido. “Contrariamente a cuanto algunos han insinuado públicamente, ha insisto p. Ornelas, nuestra Congregación no ha ocultado ningún documento por temor a posibles polémicas”. Independientemente de la beatificación o menos del P. Dehon, ha concluido, “tenemos el deber de profundizar y transmitir también a toda la Iglesia el don que el Espíritu le ha dado a través del P. Dehon”. Estima recíproca entre Dehon y Toniolo El 14 de enero pasado ha sido firmado el decreto de beatificación del profesor Giuseppe Toniolo (1845-1918) Este profesor, fundador de las “Settimane sociali dei cattolici italiani”, no era solo un contemporáneo del P. Dehon, nacido dos años antes (de Toniolo) y muerto siete años después, sino que conocía muy al sacerdote francés. Ambos se informaban recíprocamente de cuanto hacían, uno en Francia y el otro en Italia, por la promoción de las clases sociales pobres. Uno de los textos mayormente considerados sub giudice, al origen de la suspensión de la beatificación del P. Dehon, es su tercera conferencia romana del 11 de febrero 1897, tenida como las otras cuatro, sobre los problemas sociales del momento, con la presencia de algunos cardenales, en la ya demolida sede de los Agustinos de la Asunción, en la plaza del Ara Coeli. De la correspondencia intercambiada entre Toniolo y el P. Dehon y de una nota de crónica de la Civiltà cattolica ( 6 marzo 1897) sabemos que, justamente, en aquellos días Giuseppe Toniolo, promueve una serie de encuentros, sobre problemáticas análogas, con universitarios en el palacio Sinibaldi y con eclesiásticos en el palacio Lante. En mes de agosto sucesivo, además, Giuseppe Toniolo envía al P. Dehon como regalo,, una copia de su nueva publicación “La democracia cristiana”. Como respuesta, p. Dehon –también él uno de los promotores del nacimiento de la democracia cristiana en Francia -agradece vivamente a Toniolo el regalo-, augurándose de ver pronto la traducción francesa. “Este libro, escribe el P. Dehon, contribuirá mucho a calmar la controversias suscitadas en Italia, Francia, Bélgica y Alemania. Usted ha demostrado plenamente lo que es sustancial en la democracia racional y cristiana, es decir el cuidado principal por los pobres, como resultado del reino de justicia y de la caridad”. En la parte bibliográfica del número citado de la Civiltà Cattolica viene. además la recensión de cuarta edición del “Manuel social Chrétien” publicado ya en 1984, bajo los cuidados de la comisión de estudios sociales de la diócesis de Soissons, bajo la dirección del canónigo Dehon. En el volumen – en que vienen ya anticipadas en gran parte los contenidos de las conferencias romanas del P. Dehon - , ha sido vivamente apreciado y recomendado por numerosas autoridades eclesiásticas. Entre ellas, el cardenal Langenieux, subraya “la claridad de lo que se dice y la precisión de los conceptos”, plenamente conforme a las enseñanzas de León XIII, sobre quien se funda el trabajo realizado. En la segunda edición italiana del “Manuale sociale cristiano”(1902), traducido por el canónigo de Pistoia Roberto Puccini, la presentación es de Giuseppe Toniolo. Después de haber puesto de relieve el corte sociológico, continúa diciendo: “cuando el (texto) enumera con ruda franqueza los factores más deletéreos del malestar social de hoy día, habla de la francmasonería y del judaísmo o semitismo. En fin, si va hablando de los remedios (y de aquellos buenos, racionales e históricos) los afronta e ilustra, más bien abundantemente y con la genialidad francesa, que hace claros los interrogantes más enredados, los temas más delicados y complejos de la cuestión social de las clases, de su organización, del estado y de la Iglesia” . Leyendo un volumen de este género, concluye Toniolo, el público “se habitúa, más que a entender y sentir con el corazón, que la solución de los grandes problemas sociales, más que en los cálculos de la riqueza se encuentra en la respuesta de las grandes verdades de la ética y del sobrenatural”. También, a la luz de este recíproco y contemporáneo reconocimiento del propio compromiso social, con el pleno respeto de toda decisión superior, surge espontánea una pregunta: “Unidos en vida en el anuncio y en la promoción de las grandes verdades éticas y sobrenaturales, como respuesta a los problemas socales del tiempo tanto en Francia como en Italia, ¿por qué P. Dehon y Giuseppe Toniolo no podrían serlo también en el momento de su beatificación?”. P. Angelo Arrighini Trad. E. Mtz. de Alegría

jueves, 7 de abril de 2011 | | 0 comentarios

Homilia para el Domingo Vº Cuaresma

CUARESMA 5º 2011 Este último domingo de cuaresma apunta hacia la Pascua que se nos presenta como futuro inmediato de esperanza; un futuro garantizado desde Dios y su consistencia (Gloria). Ezequiel 37, 12-14 (mejor leer todo el capítulo) es una pequeña obra maestra en la que describe la ruina total del pueblo elegido de Dios. Puro desastre. Huesos secos y calcinados. Nada de nada. Desesperanza total. Ningún signo de vida. Situación parecida podemos estar pasando nosotros. En nuestro caminar cuaresmal hemos podido descubrir que los caminos recorridos por cada uno de nosotros alejándonos de Dios nos han llevado a un pequeño o gran desastre interior y personal. Pero a la vez podemos descubrir que corporativamente estamos pasando por un tiempo de desesperanza existencial. Parece que todo se desmorona, que no hay valores consistentes, que todo da igual y todo es relativo, que nada merece la pena. Incluso podemos constatar que la misma Iglesia adelgaza continuamente, disminuye su credibilidad y está pasando a ser algo marginal y de régimen privado. La voz del Profeta se levanta para anunciar que Dios es más fuerte que la muerte. Que Dios es capaz de reanimar los huesos secos con su Espíritu. Que Dios es capaz de sacarnos de nuestros sepulcros y rehabilitarnos totalmente. Que Dios es Dios de vivos. Que Dios trabaja continuamente a favor del hombre y que por lo tanto siempre hay futuro garantizado; un futuro mayor y mejor. Un futuro para cada uno y para todo su pueblo santo. Hay motivos para la esperanza porque Dios es consistente, fuerte, definitivo, por siempre. (Eso es la gloria de Dios). El Evangelio (Juan 11, 3-45) nos narra el 7º y último SIGNO (milagro) realizado por Jesús que es el que culmina la Obra de Jesús durante su “tiempo” mesiánico y a la vez desencadena el momento del Gran Signo (el 8º y definitivo) de su PASCUA (Pasión-Muerte y Resurrección). La resurrección de Lázaro será para algunos piedra de tropiezo (escándalo) que provocará la condena a muerte de Jesús. ¡Qué contradicción! Jesús salva de la muerte y le condenan por ello a la muerte. Para otros lo acontecido en Lázaro servirá para que lleguen a la fe. Esto es lo que proclama Jesús ante la noticia de la enfermedad de Lázaro. Jesús es el “vidente” que atisba más allá de las circunstancias. Donde la mayoría ve la muerte inminente (fracaso), Jesús afirma que esa enfermedad sirve para manifestar la Gloria de Dios y la Glorificación del Hijo de Dios. En estas palabras se describe la finalidad de la narración y de todo el evangelio. Habréis visto más arriba que he puesto la palabra “gloria” entre paréntesis después de algunas palabras. Y es que esta palabra despista mucho. Gloria no es otra cosa que el modo de ser de Dios que se manifiesta contundentemente en algún acontecimiento; por ejemplo en la creación, en la alianza, en los profetas, en el éxodo… La gloria de Dios no son las luces o las músicas celestiales, sino su fuerza y sobre todo su fidelidad. Pues bien, es esta gloria la que se manifiesta en la resurrección de Lázaro. Dios más fuerte que la muerte; su “dedo” está actuando en Jesucristo. Pero además esta gloria se manifestará más fuertemente, si cabe, en la resurrección de Jesucristo. La glorificación del Hijo de Dios no es otra cosa que su resurrección de entre los muertos. Este evangelio nos introduce de forma definitiva en los últimos acontecimientos de Jesús donde se manifestará la Gloria de Dios. El evangelio nos dice que Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Tres hermanos sin otra parentela. Representan a la comunidad creyente o seguidores de Jesús entre los que existen los lazos de la “fraternidad” alimentada por el amor de Jesús, o centrada en el amor de Jesús. Veamos en esa comunidad a la Iglesia naciente y a la de hoy. Una comunidad donde acecha la muerte y la desesperanza. Jesús toma la iniciativa y pronuncia un imperativo: “Vamos a Betania”. Se pone en camino a la búsqueda del amigo-hermano que está en peligro. Y para ello afronta el riesgo de exponer su vida subiendo a Jerusalén donde le esperan para echarle mano y ajusticiarle. Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por el amigo. En Betania (la comunidad creyente) se encuentra con situaciones diversas entre los hermanos. Les ayudará a ver más allá del acontecimiento empírico de la muerte. A Marta le dirá que su hermano resucitará. Una resurrección que no será la del último día en la que creían los fariseos (que no es poco) sino en una resurrección AQUÍ Y AHORA. Jesús le dice a Marta: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA. QUIEN CREE EN MI NO MORIRA PARA SIEMPRE. Y Marta confiesa su fe en Jesús. Jesús, apoyado en la fuerza de Dios (gloria) afirma que la muerte es pascua, que la muerte es paso y no es algo definitivo. Afirma que la muerte no tiene poder sobre el creyente en Dios (o en Jesús) porque Dios está ahí presente y Dios es siempre Dios de Vida. Y esa vida de Dios que nos penetra desde la fe (acogida y bautismo) por el Espíritu que se nos ha dado, es algo que permanece para siempre. Jesús es resurrección y vida ayer, hoy y siempre. Estamos resucitados con Cristo desde el día de nuestro bautismo. La muerte no es más que la expresión clara de lo que aconteció (acontece) en nuestro bautismo: es participar de una forma definitiva en la resurrección de Jesús. Es pasar de este mundo al Padre. Jesús, llegado al sepulcro de Lázaro, manda quitar la piedra y grita. LAZARO, SAL FUERA. Y manda quitarle las ataduras. El acontecimiento refrenda las palabras de Jesús. Pero a la vez este grito llega hoy a su iglesia (a todos nosotros y a cada uno). Sal fuera. No nos dejemos aplastar por las desesperanzas; no sucumbamos a la tentación del abandono o del pasotismo. Salir de nuestras cavernas y vivir a plenitud la fraternidad enraizados en Cristo. No tengamos miedo a perder la vida por el evangelio o por los hermanos porque el que la pierde la gana. No olvidemos que “no estamos sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en nosotros” (Romanos 8, 8-11). Es la lección práctica de San Pablo en la lectura de hoy. Gonzalo Arnaiz Alvarez, scj.

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Comentario al Domingo 5º de Cuaresma

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10 de Abril 2011

Vº DOMINGO DE CUARESMA-A