domingo, 20 de septiembre de 2009 | |

Santoral del 20 al 26 de septiembre

20: Andrés Kim Taegon y… / José María de Yermo
21: Mateo / Jonás
22: Mauricio y… / Florencio
23: Pío de Pietrelcina / Zacarías e Isabel / Lino / Tecla
24: Nuestra Señora de la Merced / Isarno / Dalmau
25: Cleofás / Sergio de Radonez
26: Cosme y Damián / Gedeón

ANDRÉS KIM TAEGON, PABLO CHONG HA-SANG y COMPAÑEROS MÁRTIRES (s. XIX). ¿Cuántos compañeros? ¡101! Juan Pablo II los canonizó a todos en Seúl el 6 de mayo de 1984, empezando por Andrés -primer sacerdote nativo coreano- y Pablo -catequista de noble familia coreana-. ¿Y el resto? ¿Y sus nombres? En el martirologio figuran en una nota en letra pequeña: 10 franceses y 89 coreanos. Emociona pronunciar los nombres de quienes por amor a Cristo abandonaron su patria y se sembraron lejos. Y recordar los pueblos de la dulce Francia donde nacieron: los 3 obispos: Simeón Berneux (de Chateau-du-Loire), Antonio Daveluy (que estudió en el seminario de San Sulpicio de París) y Lorenzo Imbert (de Aix-en-Provence) y los 7 sacerdotes: Justo Ranfer de Bretenières (de Chalons-sur-Saone), Luis Beaulieu (de Langon), Pedro Enrique Dorie (de Port), Pedro Maubant (de Bayeux), Jaime Chastan (de Digne), Pedro Aumaître (de Aizecq) y Martín Lucas Huin (de Guyonvelle). Y si «funiculus tripex difficile rumpitur» (no se rompe fácilmente una cuerda de tres cabos) ¿cuál no será el poder de intercesión de los restantes 89 mártires coreanos gritando en el estadio de este mundo para que el Señor Dios reine en nuestros corazones, aunque sea a base de penaltis? San Juan Yi Yun-il, san Andrés Chong Hwa-gyong, san Esteban Min Kuk-ka, san Pablo Ho Hyob, san Agustín Pak Chong-won, san Pedro Hong Pyong-ju… (y le digo a mi ángel de la guarda que como se me cansa la vista vaya él pasando lista en voz alta hasta llegar a santa Magdalena Yi Yong-dog, que yo ya iré diciendo «ora pro nobis») (20 septiembre)

JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES (1851-1904). Ya en su tiempo se decía que los pobres no necesitan obras de caridad sino de justicia. José María, nacido en Jalmonga, municipio de Malinalco, Estado de México, tuvo dos madres: María Josefa, que veló por él desde el cielo desde los 50 días de nacido, y tía Carmen, que le enseñó a abrir los ojos al Dios de la vida. De su padre, el abogado Manuel de Yermo y Soviñas, heredó la defensa de los hermanos de Jesús. Los años pasados con los hijos de San Vicente de Paúl hicieron que, ya sacerdote y párroco del Calvario y del Santo Niño, un día mientras se dirigía al Calvario, «viera» una escena terrible: unos puercos estaban devorando a dos niños recién nacidos. Estremecido por aquella tremenda escena, se siente interpelado por Dios y, sin esperar el futurible reino de la justicia, se desvive por acoger a los abandonados, a los necesitados, funda escuelas, hospitales, casas de descanso para ancianos, orfanatos, con la ayuda de sus Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres. Su caridad llega hasta los indígenas tarahumaras. A los 53 años le recibieron en el cielo sus dos madres: María Josefa y Carmen. Cuando 101 después leyó la encíclica «Deus caritas est» pudo comentar en familia que no sólo la sabía hacía tiempo, sino que la había puesto en práctica (20 septiembre)

MATEO (s. I). De recaudador de impuestos, colaborador con los explotadores, marginado por la sociedad de los cumplidores, Mateo pasa a ser apóstol de Jesucristo. Bastó un «Sígueme» que venció las preocupaciones por ganarse la vida, traspasó la muralla de rencor y desprecio. Quien supo escuchar aquella sola palabra, bien merecía que se le atribuyera el evangelio de las palabras de Jesús (21 septiembre)

JONÁS (VIII a. C.) En tiempo de Jeroboán, existió un profeta llamado Jonás, hijo de Amitay, natural de Gat-Jéfer, en la tribu de Zabulón, unos cincuenta kilómetros al noroeste de Nazaret. El libro de Jonás viene a ser una obra de ficción de carácter parabólico, con finalidad pedagógico-didáctica. Algo así como la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) o la de los trabajadores de la viña (Mt 20, 1-16). Más larga, con más colorido. L. Boros la resume en estas cuatro preguntas: ¿Estoy contento de mí? ¿Están los otros contentos de mí? ¿Está Dios contento de mí? ¿Estoy yo contento de Dios? Y comenta: Ésta es la decisiva. ¿Estoy contento con que él me haya hecho tal como soy? ¿Estoy contento con que él me haya dado esta vida? ¿Estoy contento con que me haya enviado un tal Redentor, una tal Iglesia, unos hombres tales? Hay que haber hecho un gran acopio de oración para poder llegar a decir -aún contra el propio sentimiento-: Dios mío, estoy contento de ti. Te doy las gracias porque existes y eres como eres (21 septiembre)

MAURICIO y «x» LEGIONARIOS (s. III). Dicen unos que la Legión Tebea la formaban 6.600, otros que 6.661 legionarios. ¡Qué manera de afinar en el año 287! Mucha gente realmente. Originarios del Alto Egipto, con Mauricio su jefe. Que el emperador Máximo los hizo venir para sofocar en las Galias un levantamiento de los caudillos Amando y Eliano, que parientes de Astérix tenían que ser, y que en Agaunum, Suiza, para que todo saliera bien mandó que toda la tropa formada ofreciera un sacrificio a los dioses del Imperio. Que Mauricio y los suyos, los legionarios cristianos, se negaron. Los diezmaron sin contemplaciones una y otra vez, empezando por Mauricio, Exuperio, Cándido, Víctor... ¡Viva la Legión Tebea!, ¡Viva los testigos de la fe! (22 septiembre)

FLORENCIO (s. V). Discípulo de San Martín de Tours, que lo ordenó sacerdote, y lo envió a Poitou. Pasado el tiempo, cansado de tanto ruido, soñador empedernido, se retiró al monte Glonne. Le siguieron tantos discípulos que se vio obligado a construir un monasterio, conocido como Saint-Florent-le-Vieux. Murió muy viejo. Reliquias suyas hay por todo el mundo, porque es imposible detener la primavera. Alguien, jugando con su nombre, le dedicó este «himno»: Quiso ser jardinero, pero tuvo que ir a la mina. Soñaba siempre con las flores de un imposible jardín mientras agujereaba las dormidas entrañas de la tierra. Un buen día tropezó con un fósil extraño, una flor agazapada allí desde la bruma lejana de la historia. Los hallazgos fueron repitiéndose, con cierta sorpresa de los compañeros de la mina. Aquel minero, por guardar en el fondo de sus ojos el reflejo de todas las flores soñadas, se había convertido en un Orfeo de rosas dormidas (22 septiembre)

PÍO DE PIETRELCINA (1887-1968). Francisco Forgione de Nunzio, hasta que vistió el hábito franciscano a los 16 años. Pío de Pietrelcina, su pueblo, desde entonces. Pero para los italianos: «el Padre Pío». Ordenado sacerdote a los 23 años, por motivos de salud permaneció con su familia seis doloridos años. Luego, 52, el resto de su vida («hay que florecer allí donde Dios nos ha puesto») en el convento de San Giovanni Rotondo en la Apulia. Convencido de que «En los libros buscamos a Dios, pero en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el corazón de Dios», repetía: «Quiero ser sólo un pobre fraile que reza». Apenas tres años después de su muerte (1968), dijo de él Pablo VI: «¡Mirad que fama ha tenido, qué clientela mundial ha reunido en torno a sí! Pero, ¿por qué? ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque tenía medios a su disposición? Porque celebraba la Misa con humildad, confesaba desde la mañana a la noche, y era, es difícil decirlo, un representante visible de las llagas de Nuestro Señor. Era un hombre de oración y de sufrimiento». Juan Pablo II declaró santo el 16 de junio de 2002 al hermano (que esto significa «fraile») menor capuchino Pío de Pietrelcina, en la canonización más multitudinaria, dicen, de la historia (23 septiembre)

ZACARÍAS e ISABEL (s. I). Benditos padres de Juan Bautista. Poetas. Ella con «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre… Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Él con: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo… Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto» (23 septiembre)

LINO (+ 79). En la misa durante siglos hemos venerado la memoria de Pedro y Pablo, Andrés... Lino, Cleto, Clemente... Día tras día. En la lista, después de los apóstoles, san Lino... Dicen que es uno de los que, aprovechando que San Pablo escribía otra carta a Timoteo, al final le envía saludos (2 Tim 4, 21); que había nacido en Volterra, una ciudad de la antigua Tuscia; que fue el primer sucesor de Pedro como Papa, tocándole pilotar la navecilla de la Iglesia durante los tiempos aciagos de Nerón, Galba, Vitelio y Vespasiano. Que cuando Jerusalén fue destruida por las tropas de Tito (no el Tito al que San Pablo escribió una hermosa carta), San Lino hizo prodigios para ayudar a los cristianos judíos que se refugiaron en Roma. Puestos a decir todo lo que se sabe, él fue el que mandó que las mujeres estuvieran en la iglesia con la cabeza cubierta (que ¡por algo sería!). Que durante los 12 años que fue Papa consagró 12 obispos y ordenó a 18 sacerdotes... [Casi como ahora, que nunca faltan obispos, pero en muchas partes escasean los sacerdotes]. San Lino, haznos hospitalarios no sólo con los judíos (23 septiembre)

TECLA (s. I). El culto a la «protomártir semejante a los apóstoles» es antiquísimo. La monja Egeria oró ya junto a su sepulcro. La tradición nos la presenta como fervorosa oyente de la predicación de Pablo en Iconio. Santa Tecla gloriosa, contágianos tu finura de oído a la voz de la Palabra. Amén, amén, amén (23 septiembre)
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. «Señor, Dios nuestro, que en tu admirable providencia quisiste que la Madre de tu Hijo experimentara las angustias y los sufrimientos humanos; por la intercesión de María, consuelo de los afligidos y libertadora de los cautivos, concede a los que viven bajo cualquier esclavitud la verdadera libertad de los hijos de Dios. Amén.». En Italia lo dicen así: «O Dio, Padre di misericordia, che hai mandato il tuo Figlio come redentore del mondo, concedi a noi, per intercessione di Maria, che veneriamo sotto il titolo della mercede, di custodire intatto il dono della libertà filiale, acquistato a prezzo della croce, per esserne araldi e promotori fra tutte le genti. Amen.» (24 septiembre)
ISARNO (+ 1043). Nacido cerca de Tolosa, se hizo monje benedictino. El monasterio de San Víctor de Marsella, del que fue abad, pronto se convirtió en punto de referencia del Sur de Francia, algo así como el metro que se conserva en París, como medida exacta. Era un soñador. Tenía el alma incansable y asombradiza de los niños y siempre andaba urdiendo algo, embelesado en ideas que a veces eran muy simples y a veces meramente imposibles. Austero consigo mismo, maternal con quienes le llamaban «padre». Su punto débil eran los criminales (de fuera del monasterio, entiéndase) a los que sorprendentemente amansaba (24 septiembre)

DALMAU MONER (1291-1341). Devoto de San Narciso, pero sobre todo de Nuestra Señora de la Merced. (Nicolau Eimeric, Inquisidor General de la Corona de Aragón, poco propenso, por su formación y espíritu crítico, a los no raros elogios desmedidos de las hagiografías medievales, nos ofrece una admirable y sobria semblanza de Fra Dalmau, escrita con verdadera devoción, unos diez años después de la muerte del santo). Nacido en Santa Coloma de Farners, dominico, pasó gran parte de su vida en el convento de Santo Domingo de Girona. Pero le enviaron largas temporadas a los conventos de Castelló d’Empúries (1317 a 1318), Manresa (1318 y 1322), Cervera (1319 y 1329) y Balaguer (1331). (Dicen que en París hay un metro que sirve de base y patrón a todos los metros del mundo). Le enviaban como “metro”, como modelo de fidelidad a la regla dominicana. ¡En vida! Él, tan amante de la soledad y del silencio. Es que hay cosas que sólo se aprenden viéndolas (24 septiembre)

CLEOFÁS (Lc 24, 13-35). El primer día de la semana, iban dos discípulos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. / Uno quisiera haber sido Cleofás para ser catequizado por el Maestro y conocerle en la fracción del Pan. ¡Qué envidia! San Cleofás bendito, ruega por nosotros para que también nosotros seamos testigos de la resurrección (25 septiembre)

SERGIO DE RADONEZ (1314-1392). El más amado de los santos rusos, el san Francisco de Asís de Rusia. Su cabeza olía a madera fresca de abeto. Fundó la «laura» de la Trinidad. Enseñó a sus monjes que servir a los otros formaba parte de su vocación. La oración del corazón... El peregrino ruso: Señor Jesucristo hijo de Dios, ten piedad de mí... La Trinidad de Rublev... «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo» (25 septiembre)

COSME y DAMIÁN (+ 303). Árabes mellizos, médicos. Muchos médicos santos habrá habido en el mundo. Pero tan originales como Cosme y Damián, pocos. Les llamaron los «anargyroi» (sin plata; sin dinero), porque no cobraban a los pacientes, pese a curarles. Curaban con pócimas, pero sobre todo con la palabra. Tras su martirio en Kyros, ciudad de Siria, su culto se extendió rápidamente por Occidente, figurando sus nombres -honor concedido sólo a los VIP- en el canon romano (Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián). Patronos de los médicos y farmacéuticos, que a veces tratan de imitarles sobre todo en lo de «anargyroi» (26 septiembre)

GEDEÓN. La lista de los Jueces (los que guiaron al pueblo de Israel, después de Moisés y Josué) no es tan larga como la de los reyes godos. Pero... Otoniel, Eud, Sangar, Débora y Barac, Gedeón, Abimelec, Tolá y Yaír, Jefté, Ibasán, Elón y Abdón, Sansón, y Samuel. Gedeón, fue el sexto. Su vocación (Jue 6, 11-24) es arquetípica. Al recibir la llamada de Dios, la fe de Gedeón vacila, porque se siente incapaz. El Señor le responde: Yo estaré contigo. ¡Tampoco hace falta exigirle a Dios la prueba del vellón, para estar seguros de que nos necesita! (26 septiembre)

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