lunes, 20 de septiembre de 2010 | |

Santos de la semana del 19 al 25 Septiembre

JENARO (+ 304). En Nápoles le veneran clamorosamente cada año. El clamor de los napolitanos ante la reliquia de su sangre impide a veces recordar lo principal: que fue obispo de Benevento, que durante la persecución de Diocleciano confesó su fe en Jesucristo. El texto de san Agustín en el oficio de lectura de su día es la mejor reliquia: «Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros. Ser obispo connota una obligación, ser cristiano un don» (19 septiembre)

MARÍA DE CERVELLÓ (1230-1290). Barcelonesa de pro, primera religiosa mercedaria. Llamada también María del Socorro, porque en vida ayudaba, favorecía a los que estaban en peligro, y en muerte se especializó con los navegantes. A la santa marinera que jamás navegó, se la representa con un barco entre sus manos (19 septiembre)

ALONSO DE OROZCO (1500–1591). Confesó a muchas personas y se confesó, para alabar al Señor y celebrar sus misericordias, a ejemplo de su pariente san Agustín, en unas páginas impresionantes tituladas también «Confesiones». Allí cuenta: «Mi nacimiento fue en Oropesa, reinando la muy católica reina doña Isabel, de gloriosa memoria. Mi padre se llamó Hernando de Orozco y mi madre María de Mena, los cuales se vinieron a morar a Talavera, cinco leguas de Oropesa; sería yo entonces de ocho años». Monaguillo en Talavera primero, y seise (cada uno de los niños de coro, seis por lo general, que, vestidos lujosamente con traje antiguo de seda azul y blanca, bailan y cantan, tocando las castañuelas en la catedral en determinadas festividades del año) luego en Toledo durante tres años, «hasta que mis padres me enviaron a Salamanca a estudiar (derecho), en compañía de un hermano mío, de más edad que yo, el cual estudiaba en aquella ciudad». «Mi hermano trató en el Monasterio de San Agustín que le diesen el hábito y no me dio parte de este negocio, hasta que estaba ya recibido. Temía dar pena a mis padres, que no les quedaba hijo alguno para consuelo de su vejez. Él, diciéndome lo que tenía hecho, oíle de buena gana. Al fin, pensando mucho en ello y llamando al Señor que me enseñase su voluntad, yo me puse como si estuviera ya en una celda del monasterio y hallé tanto contento en esta consideración que le dije: Hermano, negociemos también para mí, que yo religioso quiero ser». Y lo fue. Vida larga la suya, 90 años, haciendo el bien sobre todo por medio de la palabra (como que le nombraron predicador real, de Felipe II; lo cual no le impedía en su convento empuñar la escoba [«la escoba es una de las armas de los religiosos» escribió en uno de sus más de sesenta libros]). Grandes algunos, pequeños otros porque «mi estudio ha sido quitar hastío al lector, que en viendo el libro grande se le tiene miedo y se huye de él». Murió el 19 de septiembre de 1591 y le enterraron en la iglesia del colegio madrileño de María de Aragón, actual sede del Senado español. Pese a ello es uno de los santos «jóvenes»: Juan Pablo II lo canonizó el 19 de mayo de 2002. [En su honor hoy hay que leer «Cómo aprendo a barrer» del Padre Altisent»] (19 septiembre)

EMILIA DE RODAT (1787-1852). Fundadora de la Sagrada Familia, congregación dedicada a hacer el bien y a hacerlo bien. Mujer lanzada, valiente, sorprendente. Había encontrado una fórmula infalible para salir de los apuros económicos de las fundaciones: para empezar, como «primera piedra», aceptaba cada vez a dos huérfanas a pan y cuchillo, y cariño. ¿Cómo iba Dios a dejarse ganar en generosidad? (19 septiembre)
Septiembre 20

ANDRÉS KIM TAEGON, PABLO CHONG HA-SANG y COMPAÑEROS MÁRTIRES (s. XIX). ¿Cuántos compañeros? ¡101! Juan Pablo II los canonizó a todos en Seúl el 6 de mayo de 1984, empezando por Andrés -primer sacerdote nativo coreano- y Pablo -catequista de noble familia coreana-. ¿Y el resto? ¿Y sus nombres? En el martirologio figuran en una nota en letra pequeña: 10 franceses y 89 coreanos. Emociona pronunciar los nombres de quienes por amor a Cristo abandonaron su patria y se sembraron lejos. Y recordar los pueblos de la dulce Francia donde nacieron: los 3 obispos: Simeón Berneux (de Chateau-du-Loire), Antonio Daveluy (que estudió en el seminario de San Sulpicio de París) y Lorenzo Imbert (de Aix-en-Provence) y los 7 sacerdotes: Justo Ranfer de Bretenières (de Chalons-sur-Saone), Luis Beaulieu (de Langon), Pedro Enrique Dorie (de Port), Pedro Maubant (de Bayeux), Jaime Chastan (de Digne), Pedro Aumaître (de Aizecq) y Martín Lucas Huin (de Guyonvelle). Y si «funiculus tripex difficile rumpitur» (no se rompe fácilmente una cuerda de tres cabos) ¿cuál no será el poder de intercesión de los restantes 89 mártires coreanos gritando en el estadio de este mundo para que el Señor Dios reine en nuestros corazones, aunque sea a base de penaltis? San Juan Yi Yun-il, san Andrés Chong Hwa-gyong, san Esteban Min Kuk-ka, san Pablo Ho Hyob, san Agustín Pak Chong-won, san Pedro Hong Pyong-ju. (y le digo a mi ángel de la guarda que como se me cansa la vista vaya él pasando lista en voz alta hasta llegar a santa Magdalena Yi Yong-dog, que yo ya iré diciendo «ora pro nobis») (20 septiembre)

FRANCISCO DE POSADAS (1644-1713). Lo cuenta Javierre: Yo era jovencillo. Me encantaba Italia, creo que me aturdió Italia como esos vinillos que le dejan a uno semidormido semidespierto con una pinta de astucia en los oídos y desde luego dichoso. Organizamos, con Schökel, Martín Descalzo y Montalvillo, un concurso: ¿Cuál es la palabra más bella, más sonora? El concurso era tentador; sólo Schökel se manejaba doce idiomas, incluidas el centenar de palabras que han aparecido en los ladrillos sumerios; y Montalvillo a los quince años cantaba a la guitarra coplas griegas. Triunfó una palabra italiana: vendedora de fruta, fruttivéndola. Pues Francisco -«nacque a Cordova, il 25 novembre 1644, dalla nobile famiglia decaduta di Orense, tanto che i suoi genitori, per vivere, facevano i fruttivendoli»- se hizo dominico el años 1662 y –le llamaron «nuevo san Vicente Ferrer»- durante cuarenta años fue «fruttivendolo» gratis de la Palabra por Córdoba y sus alrededores. ¡Qué buen oficio! (20 septiembre)

JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES (1851-1904). Ya en su tiempo se decía que los pobres no necesitan obras de caridad sino de justicia. José María, nacido en Jalmonga, municipio de Malinalco, Estado de México, tuvo dos madres: María Josefa, que veló por él desde el cielo desde los 50 días de nacido, y tía Carmen, que le enseñó a abrir los ojos al Dios de la vida. De su padre, el abogado Manuel de Yermo y Soviñas, heredó la defensa de los hermanos de Jesús. Los años pasados con los hijos de San Vicente de Paúl hicieron que, ya sacerdote y párroco del Calvario y del Santo Niño, un día mientras se dirigía al Calvario, «viera» una escena terrible: unos puercos estaban devorando a dos niños recién nacidos. Estremecido por aquella tremenda escena, se siente interpelado por Dios y, sin esperar el futurible reino de la justicia, se desvive por acoger a los abandonados, a los necesitados, funda escuelas, hospitales, casas de descanso para ancianos, orfanatos, con la ayuda de sus Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres. Su caridad llega hasta los indígenas tarahumaras. A los 53 años le recibieron en el cielo sus dos madres: María Josefa y Carmen. Cuando 101 después leyó la encíclica «Deus caritas est» pudo comentar en familia que no sólo la sabía hacía tiempo, sino que la había puesto en práctica (20 septiembre)
Septiembre 21

MATEO (s. I). De recaudador de impuestos, colaborador con los explotadores, marginado por la sociedad de los cumplidores, Mateo pasa a ser apóstol de Jesucristo. Bastó un «Sígueme» que venció las preocupaciones por ganarse la vida, traspasó la muralla de rencor y desprecio. Quien supo escuchar aquella sola palabra, bien merecía que se le atribuyera el evangelio de las palabras de Jesús (21 septiembre)

JONÁS (VIII a. C.) En tiempo de Jeroboán, existió un profeta llamado Jonás, hijo de Amitay, natural de Gat-Jéfer, en la tribu de Zabulón, unos cincuenta kilómetros al noroeste de Nazaret. El libro de Jonás viene es una obra de ficción de carácter parabólico, con finalidad pedagógico-didáctica. Algo así como la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) o la de los trabajadores de la viña (Mt 20, 1-16). Más larga, con más colorido. L. Boros la resume en estas cuatro preguntas: ¿Estoy contento de mí? ¿Están los otros contentos de mí? ¿Está Dios contento de mí? ¿Estoy yo contento de Dios? Y comenta: Ésta es la decisiva: ¿Estoy contento con que él me haya hecho tal como soy? ¿Estoy contento con que él me haya dado esta vida? ¿Estoy contento con que me haya enviado un tal Redentor, una tal Iglesia, unos hombres tales? Hay que haber hecho un gran acopio de oración para poder llegar a decir -aún contra el propio sentimiento-: Dios mío, estoy contento de ti. Te doy las gracias porque existes y eres como eres (21 septiembre)

PÁNFILO (+ s. inc.) De los tres Pánfilos que el Martirologio actual registra (el 28 de abril un Pánfilo obispo en el siglo VIII; el 16 de febrero un Pánfilo sacerdote y mártir en el siglo IV; y el Pánfilo del 21 de septiembre «del quale si sa nulla») éste parecería a primera vista el más pobre. Pero tenemos su nombre παμφιλος (que lo amaba todo y a todos). Si san Juan dice que Dios es amor, un Pánfilo total y absoluto, podemos imaginar al aparentemente más pobre de hoy amorosamente enamorado, como el verbo «amar» sin fronteras. Y encomendarnos a él para que nos ayude a conjugarlo en presente, sin pausa, sin desidia, sin tardanza, ahora que empieza el otoño de la vida (21 septiembre)

JUAN MARÍA DE LA CRUZ (1891-1936). Hay cristianos que llegan a santos por el martirio. Los hay que ya lo eran cuando los martirizaron: Juan. Mariano García Méndez nace muy cerca de Ávila, tierra de “santos y cantos”, en San Esteban de los Patos. Sacerdote en 1916, buen pastor en la Moraña de Ávila, pobre entre los pobres, hombre de grandes veladas de adoración eucarística en aquellas iglesias heladoras de los campos de Ávila. Reparador (de los del Padre Dehon) desde 1925, en Puente la Reina decían que ponía cara de santo. Lo era. El estallido de la guerra civil le llevó a Valencia, donde, ilustre desconocido, al protestar por el incendio de la iglesia de los Santos Juanes y declarar su condición de sacerdote fue encarcelado. Tras un mes de verdadero apostolado, se le concedió “la libertad” definitiva, a las primeras horas del 23 de agosto de 1936, en las cercanías de Silla (21 septiembre)
Septiembre 22

MAURICIO y «x» LEGIONARIOS (s. III). Unos dicen que la Legión Tebea la formaban 6.600, otros que 6.661 legionarios. ¡Qué manera de afinar en el año 287! Mucha gente realmente. Originarios del Alto Egipto, con Mauricio su jefe. Que el emperador Máximo los hizo venir para sofocar en las Galias un levantamiento de los caudillos Amando y Eliano, que parientes de Astérix tenían que ser, y que en Agaunum, Suiza, para que todo saliera bien mandó que toda la tropa formada ofreciera un sacrificio a los dioses del Imperio. Que Mauricio y los suyos, los legionarios cristianos, se negaron. Los diezmaron sin contemplaciones una y otra vez, empezando por Mauricio, Exuperio, Cándido. ¡Viva la Legión Tebea!, ¡Viva los testigos de la fe! (22 septiembre)

FLORENCIO (s. V). Discípulo de San Martín de Tours, que lo ordenó sacerdote, y lo envió a Poitou. Pasado el tiempo, cansado de tanto ruido, soñador empedernido, se retiró al monte Glonne. Le siguieron tantos discípulos que se vio obligado a construir un monasterio, conocido como Saint-Florent-le-Vieux. Murió muy viejo. Reliquias suyas hay por todo el mundo, porque es imposible detener la primavera. Alguien, jugando con su nombre, le dedicó este «himno»: Quiso ser jardinero, pero tuvo que ir a la mina. Soñaba siempre con las flores de un imposible jardín mientras agujereaba las dormidas entrañas de la tierra. Un buen día tropezó con un fósil extraño, una flor agazapada allí desde la bruma lejana de la historia. Los hallazgos fueron repitiéndose, con cierta sorpresa de los compañeros de la mina. Aquel minero, por guardar en el fondo de sus ojos el reflejo de todas las flores soñadas, se había convertido en un Orfeo de rosas dormidas (22 septiembre)

OTÓN (+ 1158). Precursor de Gandhi, que llevó una vida simple, confeccionando sus propias piezas de ropa. Monje cisterciense, obispo de Freising, que nunca dejó de vestir el hábito del Císter. Buen patrono, ejemplar modelo, frente al consumismo que nos invade como marea irrefrenable (22 septiembre)
Septiembre 23

TECLA (s. I). El culto a la «protomártir semejante a los apóstoles» es antiquísimo. La monja Egeria oró ya junto a su sepulcro. La tradición nos la presenta como fervorosa oyente de la predicación de Pablo en Iconio. Santa Tecla gloriosa, contágianos tu finura de oído a la voz de la Palabra. Amén, amén, amén. [Desde 1969 la eliminaron del Martirologio. Evidentemente los que lo hicieron no eran de Tarragona. El día de santa Tecla de 1981, por la mañana, le dije a mi madre a punto de morir: «Madre, hoy es santa Tecla». Y ella desde la orilla casi del cielo añadió: «gloriosa»] (23 septiembre)

PÍO DE PIETRELCINA (1887-1968). Francisco Forgione de Nunzio, hasta que vistió el hábito franciscano a los 16 años. Pío de Pietrelcina, su pueblo, desde entonces. Pero para los italianos: «el Padre Pío». Ordenado sacerdote a los 23 años, por motivos de salud permaneció con su familia seis doloridos años. Luego, 52, el resto de su vida («hay que florecer allí donde Dios nos ha puesto») en el convento de San Giovanni Rotondo en la Apulia. Convencido de que «En los libros buscamos a Dios, pero en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el corazón de Dios», repetía: «Quiero ser sólo un pobre fraile que reza». Apenas tres años después de su muerte (1968), dijo de él Pablo VI: «¡Mirad que fama ha tenido, qué clientela mundial ha reunido en torno a sí! Pero, ¿por qué? ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque tenía medios a su disposición? Porque celebraba la Misa con humildad (hubo un tiempo en que «interdetto celebrava da solo»), confesaba desde la mañana a la noche, y era, es difícil decirlo, un representante visible de las llagas de Nuestro Señor. Era un hombre de oración y de sufrimiento». Juan Pablo II declaró santo el 16 de junio de 2002 al hermano (que esto significa «fraile») menor capuchino Pío de Pietrelcina, en la canonización más multitudinaria, dicen, de la historia (23 septiembre)

ZACARÍAS e ISABEL (s. I). Benditos padres de Juan Bautista. Inspirados poetas. Ella con «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre… Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Él con: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo… Por la misericordia entrañable de nuestro Dios nos visitará el sol que nace de lo alto» (23 septiembre)

LINO (+ 79) En la misa durante siglos hemos venerado la memoria de Pedro y Pablo, Andrés... Lino, Cleto, Clemente... Día tras día. En la lista, después de los apóstoles, san Lino... Dicen que es uno de los que, aprovechando que San Pablo escribía otra carta a Timoteo, al final le envía saludos (2 Tim 4, 21); que había nacido en Volterra, una ciudad de la antigua Tuscia; que fue el primer sucesor de Pedro como Papa, tocándole pilotar la navecilla de la Iglesia durante los tiempos aciagos de Nerón, Galba, Vitelio y Vespasiano. Que cuando Jerusalén fue destruida por las tropas de Tito (no el Tito al que San Pablo escribió una hermosa carta), San Lino hizo prodigios para ayudar a los cristianos judíos que se refugiaron en Roma. Puestos a decir todo lo que se sabe, él fue el que mandó que las mujeres estuvieran en la iglesia con la cabeza cubierta (que ¡por algo sería!). Que durante los 12 años que fue Papa consagró 12 obispos y ordenó a 18 sacerdotes... [Casi como ahora, que nunca faltan obispos, pero en muchas partes escasean los sacerdotes]. San Lino, haznos hospitalarios no sólo con los judíos (23 septiembre)

ELENA DUGLIOLI DALL’OLIO (1472-1520). De la ilustre familia de los Duglioli de Bolonia, a los 15 años quiso entrar en las Clarisas del Corpus Domini. Pero la casaron a los 17 con el notario Benedetto Dall’Olio. Matrimonio ejemplar seis lustros casi y, muerto Benedetto, viuda admirable, convencida de que la vocación es como un itinerario con señales de pista; cada señal lleva a la señal siguiente, sin saber el término definitivo, sin mirar hacia atrás, sin pensar en Santa Clara ya porque seguía pensando y entregándose al servicio de los humildes. Avisó que moriría el día de santa Tecla. Y así fue. Los de Bolonia inmediatamente la veneraron como santa, obligándola a hacer milagros. Pietro Aretino (1492-1566) poeta y dramaturgo contemporáneo casi, habla ya del sepulcro de «Santa Beata Lena Dall’Olio a Bologna». Santa Lena, ayúdanos a mirar siempre hacia delante (23 septiembre)
Septiembre 24
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. «Señor, Dios nuestro, que en tu admirable providencia quisiste que la Madre de tu Hijo experimentara las angustias y los sufrimientos humanos; por la intercesión de María, consuelo de los afligidos y libertadora de los cautivos, concede a los que viven bajo cualquier esclavitud la verdadera libertad de los hijos de Dios. Amén.». En Italia lo dicen así: «O Dio, Padre di misericordia, che hai mandato il tuo Figlio come redentore del mondo, concedi a noi, per intercessione di Maria, che veneriamo sotto il titolo della mercede, di custodire intatto il dono della libertà filiale, acquistato a prezzo della croce, per esserne araldi e promotori fra tutte le genti. Amen.» (24 septiembre)
ISARNO (+ 1043). Nacido cerca de Tolosa, se hizo monje benedictino. El monasterio de San Víctor de Marsella, del que fue abad, pronto se convirtió en punto de referencia del Sur de Francia, algo así como el metro que se conserva en París, como medida exacta. Era un soñador. Tenía el alma incansable y asombradiza de los niños y siempre andaba urdiendo algo, embelesado en ideas que a veces eran muy simples y a veces meramente imposibles. Austero consigo mismo, maternal con quienes le llamaban «padre». Su punto débil eran los criminales (de fuera del monasterio, entiéndase) a los que sorprendentemente amansaba (24 septiembre)

DALMAU MONER (1291-1341). Devoto de San Narciso, pero sobre todo de Nuestra Señora de la Merced. (Nicolau Eimeric, Inquisidor General de la Corona de Aragón, poco propenso, por su formación y espíritu crítico, a los no raros elogios desmedidos de las hagiografías medievales, nos ofrece una admirable y sobria semblanza de Fra Dalmau, escrita con verdadera devoción, unos diez años después de la muerte del santo). Nacido en Santa Coloma de Farners, dominico, pasó gran parte de su vida en el convento de Santo Domingo de Girona. Pero le enviaron largas temporadas a los conventos de Castelló d’Empúries (1317- 1318), Manresa (1318 y 1322), Cervera (1319 y 1329) y Balaguer (1331). (Dicen que en París hay un metro que sirve de base y patrón a todos los metros del mundo). Le enviaban como “metro”, como modelo de fidelidad a la regla dominicana. ¡En vida! Él, tan amante de la soledad y del silencio. Es que hay cosas que sólo se aprenden viéndolas (24 septiembre)

ROSALÍA (1899-1981). Nació en Cabanabona, provincia de Lleida. Profesaba gran devoción a la Mare de Déu dels Torrents, a «nuestro padre San Francisco» y a «santa Tecla gloriosa». Me enseñó a llamar a Dios, Padre. Y a María, Madre.
En casa cada día rezábamos el rosario. La Senyora Rosalia murió en Valls, provincia de Tarragona, el día de la Mare de Déu de la Mercè, a las tres de la tarde, rezando el rosario, al llegar a la tercera avemaría del cuarto misterio de gloria. En Proverbios 31, 10-31 me parece que hablan de ella (24 septiembre)

Septiembre 25

CLEOFÁS (Lc 24, 13-35). El primer día de la semana, iban dos discípulos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. / Uno quisiera haber sido Cleofás para ser catequizado por el Maestro y conocerle en la fracción del Pan. ¡Qué envidia! San Cleofás bendito, ruega por nosotros para que también nosotros seamos testigos de la resurrección (25 septiembre)

MARCO CRIADO (1522-1569). Nació en Andújar. A los 14 años se hizo trinitario. Ordenado sacerdote pateó Jaén y la diócesis de Guadix enseñando a rezar el Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Se adentró en las Alpujarras. Predicaba en La Peza cuando la rebelión de los moriscos. Eran mayoría en La Peza, y aunque no todos se rebelaron junto a Aben Humeya [de nombre cristiano Fernando de Córdoba y Válor que se hizo proclamar rey de las Alpujarrasse], la crispación en el ambiente llevó a algunos a apresar al del Gloria Patri. Tras pasar tres días atado a una encina junto a la actual Fuente de Belchite, le arrancaron el corazón. Tenía 47 años. Era el 25 de septiembre de 1569. La Peza le venera como su patrono, las Alpujarras como su apóstol, la Orden trinitaria como hijo preclaro (25 septiembre)

SERGIO DE RADONEZ (1314-1392). El más amado de los santos rusos, el san Francisco de Asís de Rusia. Su cabeza olía a madera fresca de abeto. Fundó la «laura» de la Trinidad. Enseñó a sus monjes que servir a los otros formaba parte de su vocación. La oración del corazón... El peregrino ruso: Señor Jesucristo hijo de Dios, ten piedad de mí... La Trinidad de Rublev... «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo» (25 septiembre)
J.S.V.

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