lunes, 15 de noviembre de 2010 | |

Santoral

Noviembre 14
HIPACIO (+325). Cada año el domingo XXVI al rezar en la misa «¡Oh Dios!, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia…» me acuerdo de san Hipacio, obispo de Gangres, en la actual Turquía, que la practicaba divinamente. Unos cuantos inmisericordes novacianos (seguidores del antipapa Novaciano, que acusaba al papa Cornelio de laxismo por readmitir a los lapsi –los que habían flojeado durante la persecución y arrepentidos querían ser buenos cristianos-) lo lapidaron en un camino. ¡Y rezaban el Padrenuestro! Como tantos hoy que luego no se hablan con sus hermanos por un pedazo de herencia… Perdónales, Señor, tú que perdonas nuestras culpas (14 noviembre)
LORENZO O’TOOLE (1128-1180). Con ese apellido cualquiera piensa en «Lawrence of Arabia», «Becket»... encarnados por Peter O’Toole. Irlandeses ambos, san Lorenzo fue protagonista de otras películas. Nacido en Leinster, canónigo agustino en Glendalouh a los 12 años, obispo de Dublín a los 33. Promovió la disciplina [palabra que tan mal suena a muchos oídos no musicales], reformó muchas deformidades [de vista, oído, tacto, gusto y olfato, de cuerpo y de alma], promovió la concordia entre los príncipes cristianos [siempre saludaba diciendo: Pax huic domui], incluso presidió una embajada ante Enrique II de Inglaterra, que terminó... mejor de lo previsto: muriendo en Eu, Normandía (14 noviembre)

SERAPIÓN (+ 1240). Serapión Scott, inglés. Como soldado del rey Ricardo Corazón de León fue dos veces a Tierra Santa, en la tercera y la quinta Cruzada. En el año 1212 viaja a España, para ayudar al rey Alfonso en la guerra santa contra los moros. En 1222 ingresó en la Orden de la Merced, recién fundada. En Argel, el año 1240, quedó como rehén, dispuesto a cumplir el cuarto voto de la Orden: «Quedarse en rehenes; dar la vida si fuere necesario». Como «el que vio, da testimonio», lo daba, hablando de Jesús, consiguiendo que algunos mahometanos abrazaran la fe cristiana. Su «propietario» furioso mandó que lo crucificaran. Protomártir mercedario (14 noviembre)

Noviembre 15

ALBERTO MAGNO (1200-1280). La plaza Maubert de París se llama así desde que «Magister Albertus» enseñaba en la universidad y tanta era la afluencia de oyentes que tenía que dar la clase en la plaza. Pero no sólo tenía muchos discípulos, sino que los tenía buenos: baste citar a Tomás de Aquino. Cuando fue obispo de Ratisbona (sólo dos años, para pedir la «excedencia episcopal» y volver a sus clases) le pusieron de mote «zapatos», por contraste con los señores-príncipes-obispos, sus predecesores. Conocido como «doctor universalis» (15 noviembre)

MACUTO (+ 640). Que no tiene nada que ver con la «mochila de soldado» (macuto). En realidad se llamaba Machlow (Maclovius, en latín). Nacido en el país de Gales, se hizo monje, teniendo por maestro a San Brenda el navegante. Con un grupo de monjes pasó el canal, estableciéndose en la Bretaña, en un lugar que se llamaba Alet. En imperfecto, porque con el tiempo empezó a llamarse, por el nombre mal pronunciado del santo obispo, Saint-Malo. Con detalles así se entiende mejor a quienes hablan de las “raíces cristianas” de un pueblo. Se hizo famoso porque curó fulminantemente a la hija del alcalde de una mordedura de serpiente venenosa, aplicando a la herida una hoja de hiedra mojada en agua bendita. Sin embargo, no supo o no pudo defenderse de las malas lenguas, que lograron desterrarle. Sería aleccionador hacer el recuento de los obispos desterrados a lo largo de la historia de la Iglesia. Y preguntarse por los desterradores. Un reverso de la historia ilustrador (15 noviembre)

ROQUE GONZÁLEZ DE SANTA CRUZ (1576 – 1628). El Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz es un viaducto sobre el río Paraná, inaugurado en 1990, que comunica las ciudades de Posadas (Argentina) y Encarnación (Paraguay), ambas ciudades fueron fundadas por él. La mayor hidroeléctrica del mundo en producción de energía lleva también su nombre. Hijo del escribano real Bartolomé González de Villaverde y de María de Santa Cruz, ambos nobles españoles, nació en Asunción. Primer santo criollo. Ordenado sacerdote con solo 22 años, párroco de la catedral de Asunción, entró en la Compañía de Jesús en 1609, y durante casi veinte años trabajó en civilizar a los salvajes de aquellas regiones, en reunirlos en Reducciones, y en instruirlos en la fe y vida cristiana. Fue muerto traidoramente por la profesión de la fe el 15 de noviembre de 1628 junto con Alfonso Rodríguez (1598 – 1628), español de Zamora y jesuita también. Dos días después y en otra Reducción, sufrió un cruelísimo martirio otro jesuita, Juan del Castillo (1595 – 1628), de Belmonte (Cuenca), intrépido defensor de los Indios contra sus opresores. Fueron canonizados, en Asunción, por Juan Pablo II en 1988 (15 noviembre)

Noviembre 16

MARGARITA DE ESCOCIA (1045-1093). Empezó diciendo: «Las Margaritas crecen y florecen durante todo el año». Más de un oyente pensó que en vez de clase de religión estaba en clase de botánica, y que el profesor se refería a las flores con hojas radiales en roseta, transovadas, espatuladas, con festones poco profundos y capítulos solitarios con el disco amarillo y las lígulas blancas. Pero el maestro quería subrayar que la memoria de las 22 Margaritas del martirologio está bien repartida a lo largo de los meses del año litúrgico. Concretamente en noviembre, el 2 recordamos a Margarita de Lorena, el 23 a Margarita de Saboya, el 16 a Margarita de Escocia. Es decir tenemos «piedras preciosas» (que esto significa la palabra griega margarita) a granel. La del 16 nació en Hungría, debido al destierro de sus padres, que duró hasta que tenía once años. La casaron con el terrible rey Malcolm III al que logró «domesticar» no sólo con su belleza. Malcolm no sabía leer, pero leía los libros miniados con los ojos de la reina. Y con sus ojos descubrió que los llamados enemigos también eran hijos de Dios. Tuvieron ocho hijos. (David, además de rey, santo; y santa, la hija llamada Matilde). Dicen que los redactores del número 48 de la Constitución pastoral Gaudium et spes, dedicado a la santidad del matrimonio y de la familia, tuvieron muy presente la perla preciosa de nuestra Margarita. Por eso cada 16 de noviembre leemos en el oficio de lectura ese exquisito elogio del matrimonio y de la familia. Buena teóloga intervino en un concilio escocés defendiendo contra los cátaros (los ha habido, los hay y los habrá siempre) que los cristianos aún siendo pecadores, pueden recibir la eucaristía después de confesarse, porque el sacramento de la penitencia no se hizo para los santos, sino para los peregrinos. Desterrada al comienzo de su vida, sus restos, desterrados desde la reforma protestante, descansan en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial (16 noviembre)

GERTRUDIS (1256-1302). «Que mi alma te bendiga, Dios y Señor, mi creador, que mi alma te bendiga y, de lo más íntimo de mi ser, te alabe por tus misericordias, con las que inmerecidamente me ha colmado tu bondad» rezaba la benedictina de Helfta, a donde entró a los cinco años (sin que ello le supusiese luego ningún handicap). Sus escritos místicos contribuyeron mucho a difundir la devoción al Sagrado Corazón (16 noviembre)

EDMUNDO RICH (1180-1240). Seguir sus pasos enseña geografía inglesa. Nació en Abingdon, Berkshire. Estudió en Oxford y en París. Quedó sorprendido cuando Reynold, su padre, al quedar viudo, ingresó en un monasterio. Profesor de filosofía en Oxford, canónigo de Salisbury, obispo de Canterbury. Gran intelectual, hombre libre, buen pastor, chocó con Enrique III, obsesionado por apoderarse de los bienes de la Iglesia. Pro bono pacis, voluntariamente se expatrió, retirándose a la abadía de Pontigny. Quienes le veían, vestido de cisterciense, le confundían con su padre. Canonizado a los cuatro años de su muerte (16 noviembre)

INÉS DE ASÍS (1197-1253). Catalina, hija segunda de Favarone y Ortolana, sintió tanto la fuga de Clara de la casa paterna el 14 de marzo de 1211 para consagrarse a Dios a lo Francisco de Asís que en la primera ocasión que tuvo huyó también ella. Tenía 14 años. «La desaparición de Catalina, refugiada junto a su hermana, provocó una nueva y aún más violenta reacción por parte de los familiares, que no estaban dispuestos a tolerar por segunda vez una iniciativa que era para ellos una afrenta a la riqueza y al poder de la noble familia». «Y un grupo de doce caballeros se abalanza sobre las dos hermanas en la serena quietud monástica del Santo Ángel de Panzo, arrastrando a la fuerza por la ladera del monte a la joven». Pero no pueden con ella. Por fin juntas. Después, «el bienaventurado Francisco con sus propias manos le cortó los cabellos y le impuso el nombre de Inés». Pasado el tiempo « el bienaventurado Francisco la envió como Abadesa a Florencia, donde condujo a Dios muchas almas, tanto con el ejemplo de su santidad de vida, como con su palabra dulce y persuasiva, llena de amor de Dios». Muchos monasterios se glorían de haberla tenido como fundadora. Tras un lapso de diez años, la historia vuelve a presentar a Inés en la clausura de San Damián, cuando asiste a Clara en su prolongada agonía. «Para Inés que, oprimida por el dolor, no halla manera de contener las lágrimas abundantes y amargas, y suplica a su hermana que no se marche ni la abandone, Clara tiene palabras de ternura infinita, que hacen florecer una esperanza maravillosa en el corazón de Inés: “Hermana carísima, es del agrado de Dios que yo me vaya; mas tú cesa de llorar, porque llegarás pronto ante el Señor, enseguida después de mí”». «Al cabo de pocos días, Inés, llamada a las bodas del Cordero, siguió a su hermana Clara a las eternas delicias; allí entrambas hijas de Sión, hermanas por naturaleza, por gracia y por reinado, exultan en Dios con júbilo sin fin» (16 noviembre)

JOSEPH L. CARDIJN (1882–1967). Cardijn suena a JOC. «Convertuntur». Henry, su padre, era comerciante de carbón. Louise van Deele, su madre, le nació un 16 de noviembre. Cuando le pregunté por qué se había hecho sacerdote me contestó:
«Es difícil precisar el día, y sobre todo el medio, que Cristo usó para llamarme a su servicio. Creo que he sido llamado desde el seno de mi madre, y que ella me crió con esa intención, y toda mi familia, todo mi ambiente, la ciudad y la iglesia de Notre-Dame de Hal, mis maestros y profesores, todo me ayudó a ello. Pero lo repito: fue ante todo mi madre, una simple obrera, que me enseñó a rezar, a conocer la Historia sagrada desde la creación hasta la Iglesia de hoy; y sobre todo, me enseñó a querer a los más pobres que yo, y a sacrificarme por ellos. Y lo que orientó mi apostolado sacerdotal fue descubrir, hacia mis trece o catorce años, que la juventud trabajadora se perdía desde la salida de la escuela y su entrada en el trabajo» (16 noviembre)

Noviembre 17

ISABEL DE HUNGRIA (1207-1231). Hija del rey Andrés II, sobrina de santa Eduvigis, se casó a los 14 años con el landgrave de Turingia Luis IV. A los 20 años, al morir el marido-cruzado en Otranto, pasó de enamorada esposa, madre de tres hijos, a pobre y perseguida viuda. Aunque sólo tenía al morir 24 años, nos ha quedado el recuerdo de su abnegación para cuidar indigentes y la maravilla de su constante alegría (17 noviembre)

GREGORIO TAUMATURGO (+ III). En Neocesarea del Ponto, san Gregorio, obispo, que, siendo aun adolescente, abrazó la fe cristiana, -junto con su hermano san Atenodoro asistió a las clases de Orígenes-, fue progresando en las ciencias divinas y humanas, y, ordenado obispo, brilló por su doctrina, virtudes y trabajos apostólicos. Cuentan que cuando le hicieron obispo en la ciudad sólo había 17 cristianos, y que al morir sólo quedaban 17 paganos. Seguro que por eso lo llamaron «taumaturgo». Le queda a uno la curiosidad de saber el censo de los habitantes de la ciudad (17 noviembre)

ACISCLO y VICTORIA (+ 304). Hay que ir a Córdoba el 17 de noviembre para encomendarse a esos «2 mártires 2» y para saber detalles de su vida, que escapan a los historiadores críticos. Éstos -y los que redactaron el Martirologium romanum en su última edición- prefieren hablar de «Victoria de Acisclo, mártir en Córdoba en tiempos de Diocleciano». Y todo porque San Isidoro de Sevilla en su «Historia gothorum» sólo señala que Agila, rey de los visigodos, por haber profanado el sepulcro de Acisclo, fue duramente derrotado. [Seguro que a San Isidoro aquel día le dio por el laconismo, para defenderse de los que le acusaban de la manía de tener que decirlo todo]. Yo sigo pidiendo a San Acisclo y Santa Victoria que me ayuden a rezar el «Credo» entero. E incluso pienso que a San Isidoro le parecerá mejor que al rezarlo no elimine lo de: Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. (17 noviembre)

GREGORIO DE TOURS (540 – 594). En el Martirologio aparecen 26 santos con el nombre de Gregorio. La mayoría, obispos. También los 2 de hoy. [A un obispo le cae bien el nombre de Gregorio, porque le recuerda el oficio de «estar despierto», «estar vigilante» que es lo que significa γρηγορέω]. El obispo de Tours tenía que saberlo. Se llamaba Jorge Florencio. Que cambió por Gregorio cuando en el año 573 le hicieron obispo. Del vigilante obispo recuerdan que «escribía en lenguaje claro y sencillo». ¡Afortunados diocesanos de Tours! Seguro que a él le habría encantado leer los que en el siglo XX escribió Guillermo Díaz Plaja: «La disciplina de la mente se hace del denodado esfuerzo con que se domina, se doma, la expresión escrita, lo que permite expresarse con corrección en la redacción, en la correspondencia, y, como consecuencia, en la expresión hablada, evitando los afluctivos tranquillos y muletillas con que se adorna nuestra cojitranca fraseología. Leed cartas, repasad informaciones por radio o por televisión. ¡Qué penosa, qué grotesca incapacidad para dar ilación al pensamiento! ¡Qué insistente acudir al «desde luego», al «o sea», al «bueno», al «pues», al galimatías! No le demos vueltas. Quien así se expresa tiene, también, cojitranco el pensamiento. La expresión clara y ordenada es el reflejo de una intelección lúcida. La frase es el espejo de la mente» (17 noviembre)




LA DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS DE LOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO. La basílica de San Pedro fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de san Pedro en la colina del Vaticano y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario (1626). La basílica de san Pablo, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un incendio fue reedificada en su totalidad (1854). Con su conmemoración se quiere significar la fraternidad de los apóstoles y la unidad en Iglesia (18 noviembre)

ODÓN (879-942). Cuentan que se hizo benedictino tras leer y quedar cautivado por la Regla de San Benito. Fue abad del celebérrimo monasterio de Cluny. ¿Qué hizo? Afinó. / Joaquín de Fiore, que escribió mucho, sintetizó la vida de un monje en diez palabras: «Qui vere monachus est nihil reputat esse suum nisi citharam» (Lo único que tiene el monje es su cítara). Ser monje es alabar a Dios. / Afinar: perfeccionar, precisar, dar el último punto a una cosa; poner en tono justo los instrumentos músicos con arreglo a un diapasón. / San Odón, ruega por nosotros, por favor, que andamos desafinados en un mundo sin finura (18 noviembre)

ROSA FILIPINA DUCHESNE (1769–1852). Francesa de Grenoble. Entró en el convento de la Visitación de Ste. Marie-d'en-Haut, a los 18 años. La comunidad fue dispersada durante la Revolución Francesa. En 1804 Filipina oyó hablar de la Sociedad del Sagrado Corazón, y pidió a la fundadora Santa Magdalena Sofía Barat ser admitida. En 1818 el Obispo de Louisiana buscaba ayuda para evangelizar los niños franceses e indios de su diócesis, y Filipina fue enviada. En St. Charles, cerca de St. Louis, Missouri, fundó la primera casa, una cabaña de troncos. En 1828 había fundado ya seis casas. (Saber que nunca llegó a aprender bien el inglés, consolará a más de uno). Cuando Filipina tenía 72 años, se abrió una escuela para los indios potowatomies en Sugar Creek, Kansas. Le dijeron: «Tienes que venir: quizás no podrás hacer mucho trabajo, pero con tu oración alcanzarás el éxito de la misión, y tu presencia atraerá muchos favores del cielo para la obra». Estuvo un año sin que flaqueara su valor pionero. Sus largas horas de contemplación inspiraron a los indios el llamarla «La-mujer-que-siempre-reza» (18 noviembre)

Noviembre 19

ABDÍAS (s. IX a. C.). Su nombre significa «Siervo del Señor». Es el cuarto de los doce profetas menores. De su vida no sabemos nada de nada. Aunque como aquel poeta seguro que anhelaba: «¡Que me salven la voz cuando me muera!». El suyo es el más breve escrito profético. Sólo 21 versículos. Pero ¡cómo amenaza! Como clama diciendo: «El Señor reinará». Sí, subiremos victoriosos al monte Sión (19 noviembre)

BÁRLAAM (+ 303). Su casi homónimo, el hijo de Sadoc (Núm 22-25), hablaba y muy bien. En cambio al rudo montaraz cristiano Bárlaam no le salían las palabras. Pero habló, profesó su fe, con un gesto elocuente. Le llenaron la palma de la mano de incienso, obligándole a ofrecerlo a un ídolo. Aguantó sin rechistar, impávido, sin dar la vuelta a la mano, sin dejar que el incienso cayese sobre las brasas. Hay una homilía celebérrima de San Basilio en la que lo cuenta maravillado: «El hierro, reblandecido por la tiranía del fuego, cede. El bronce, obedece asimismo a su poder. Hasta la dureza de las piedras suele dejarse vencer por el fuego. Pero su violencia que todo lo doma, al quemar la mano extendida del mártir, no pudo doblegarla. ¡Gloria y honor al invicto campeón de Cristo!» (19 noviembre)

MATILDE (1241 – 1299). Matilde, de Hackeborn (por familia), Matilde, de Helfta (por monasterio). Cuando tenía 7 años con la madre visita a su hermana Gertrudis de Hackeborn, monja en el monasterio de Rodardesdorf. Y allí la quedan. Elegida Gertrudis abadesa en 1251, Matilde dice que se queda. En 1258, faltaba el agua, abadesa y monjas se trasladan a Helfta. Helfta será su monasterio. Nombrada maestra de coro y maestra de canto, será conocida por su voz. «Ruiseñor de Cristo» la llamaron. Tuvo como alumna predilecta a la que con el tiempo sería la gran Gertrudis de Helfta (1256-1302). Pasan los años. Todos saben que canta y hace cantar. Nadie sabe de sus experiencias místicas. Cuando enferma, la nueva abadesa Sofía de Querfurt encarga a dos monjas, que recojan sus palabras, sus recuerdos, sus experiencias. Será el célebre Libro de la Gracia Especial. Matilde fue la que inauguró la práctica, la costumbre, de rezar diariamente tres avemarías: «Dios te salve por la omnipotencia del Padre; Dios te salve por la sabiduría del Hijo; Dios te salve por la bondad del Espíritu Santo» (19 noviembre)


Noviembre 20

EDMUNDO (841 – 870). Rey de Estanglia (Kingdom of East Anglia). Nihil novum sub sole. In illo tempore las razzias (incursión, correría, en un país enemigo, sin más objeto que el botín) estaban a la orden del día. El joven rey se enfrentó con un pequeño ejército a los daneses abusones, capitaneados por tres terribles hermanos: Halfdene, Ivarr y Ubba. Hecho prisionero, prometieron liberarlo si abjuraba de su fe cristiana. Sin dudarlo dijo «no» dos veces. Lo asesinaron a flechazos (20 noviembre)

FRANCISCO JAVIER CÂN (1803-1837). a) «Una vez proclamado el kerigma, la tarea de las comunidades cristianas consistía en preparar a los futuros creyentes mediante una instrucción completa y esencial que ampliase y profundizase al mismo tiempo los elementos del anuncio propiamente dicho. Esas instrucciones se llaman “catequesis”, del verbo κατηχέω = enseñar de viva voz, pero en donde la enseñanza no es más que el eco de una palabra que ya está dicha: la de Dios. En este sentido la catequesis es en primer lugar el resonar de la palabra de Dios mediante la voz del catequista»; b) «Anem, anem a doctrina, que el bon Déu crida els infants, els àngels estan a la porta, per a donar-nos les mans». / «Tan bé que estem aquí, ja ens hem de despedir, Jesús i Maria doneu-nos bona guia pel camí», cantábamos de niños a las cuatro de la tarde al terminar la catequesis del domingo. a) y b) se me sobreponen ahora cuando recuerdo a Francisco Javier Cân, el mártir catequista, extrangulado y decapitado por su fe, a los 34 años, en Hanoi, Viet Nam, en tiempos del emperador Minh Mang. Buen título el de «resonador de la Palabra» a la hora de presentarse a la puerta del cielo (20 noviembre)

MARIA FORTUNATA VITI (1827-1922). Cuando la llevaron a enterrar a una fosa común, las de su monasterio decían que realmente había sido «extraordinaria», refiriéndose a su longevidad. Solo. Cuando Pablo VI la elevó a los altares 45 años después dijo que Anna Felice había sido heroicamente extraordinaria en fe, esperanza y caridad; en prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Desde que tenía 14 años tuvo que hacer de madre de sus ocho hermanos, sin tiempo para aprender a leer. Entró en las benedictinas de su pueblo, Veroli, (“las monjas buenas”, las llamaban) a los 24 años, porque decía que quería ser buena. ¿Más? Monja «conversa», aunque nunca tuvo que convertirse, tejía y cosía, cosió y tejió, sin distraerse, sin parar, durante más de 26.000 días en jornadas que empezaban a las 03,30. Cantando salmos aprendidos de memoria en un latín que no entendía. Saludando a «Santa María, Madre de Dios» una y mil veces cada día. Aunque le cambiaron el nombre al entrar en el monasterio, María Afortunada nunca dejó de ser Feliz. Tan discreta, que nadie se daba cuenta (20 noviembre)

ÁGELA LLORET MARTÍ y COMPAÑERAS (+1936) (20 noviembre)

Es costumbre al hacer memoria de grupos de mártires poner el nombre del primero –con el del segundo o tercero, todo lo más– y despachar el resto con la frase «y compañeros mártires». [Es verdad que en la última edición del martirologio romano los nombres de los «compañeros» figuran en letra pequeña en nota a pie de página. Pero ¿quién lee las notas, si es que consulta el martirologio?]
Esta semana vamos a reparar el entuerto haciendo mención expresa, con nombre y apellidos, de cada una de las 15 mártires valencianas, cuya fiesta «in solidum» se celebra el 20 de noviembre. Es justo, y encima funcional, ya que a la hora de pedir la intercesión celestial es práctico no tener que aguardar turno, dado que los anónimos «compañeros» –al no figurar en el listín telefónico– suelen tener más bien pocas llamadas desde este valle de lágrimas.

ÁNGELES LLORET MARTÍ. En Jersey City, la ciudad del estuario del río Hudson, tras enterarse de la beatificación de Madre Ángeles empiezan a preguntarse si no convendría nombrarla su patrona. No por haber nacido en Villajoyosa o por la valentía de haber aceptado ser Superiora General de la congregación de Hermanas de la Doctrina Cristiana en tiempos realmente difíciles, sino por el gesto –quizá único en la historia de la Iglesia– de haberse ofrecido con sus hermanas a trabajar por quienes las perseguían. Con lana requisada que les llevaban los milicianos, confeccionaron hasta 20 jerseys. Lástima que quienes se resguardaron del frío aquel invierno de 1936 con aquellas prendas de vestir, de punto, no sospecharan que habían sido amorosamente tejidas por manos de ángeles.

SUFRAGIO ORTS BALDÓ. Alteana de pro. Al confirmarla en Benidorm, cuando trazó la cruz sobre la frente de Antonieta, ¿notaría el cardenal Sancha el coraje futuro de aquella muchacha? ¿Le cambiaron el nombre de Antonia por el de Sufragio, que quiere decir «ayuda», «socorro», como intuyendo su sino? Cuando la nombraron Maestra de novicias, ¿imaginaba que la nombraban Maestra de mártires? Porque ella fue la que, como otra madre de numerosos hijos (2 Mc 7, 1-41), no sólo comunicó con rostro sonriente a Madre Ángeles y a las otras 13 Hermanas la orden de detención, sino que «durante el camino, pese a ser una de las más jóvenes del grupo, iba exhortando a todas a ofrecer la vida por Dios, a perdonar a los verdugos, rezando por ellos; y ya en el lugar del suplicio, seguía animando a las otras, siendo la última del grupo en morir».

MONTSERRAT LLIMONA PLANAS. De los 54 años que vivió en la Congregación, fue Superiora General 33 años. Todo un récord. Encarnaba de manera casi perfecta la silueta soñada por san Benito: «Prefería siempre la misericordia a la justicia; odiaba los vicios, amaba a las monjas; en la corrección procedía con prudencia y en nada era excesiva, no fuera que queriendo raer demasiado la herrumbre, se quebrara el vaso; tenía siempre en cuenta su propia fragilidad y se acordaba de no quebrar la caña hendida; procuraba ser más amada que temida».

JOSEFA MONGOCHE HOMS. Sí, la vocación es un microbio. Un microbio que se contagia. Hay padres que con la vida transmiten microbios de vocación. Microbios que se propagan y desarrollan en un ambiente cristiano. De ahí el contagio entre hermanos. Pedro Mongoche e Isabel Homs eran portadores del microbio. Tanto, que sus cinco hijos estuvieron infectados por él: las 4 hijas, religiosas, y el único varón, que murió siendo seminarista. Josefa, nacida en Ulldecona, profesaba una tierna devoción a la Virgen de la Cinta, patrona de Tortosa. Se sabía casi de memoria «Las glorias de María» de San Alfonso M. de Ligorio. Era especialista en confeccionar tocas para sus hermanas aunque no pudo terminar la última aquel 20 de noviembre, porque a las 7 de la tarde se la llevaron en un coche de línea a cantar en el cielo los maitines de la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen.

TERESA DUART ROIG. Conocemos por escritos cristianos antiguos palabras de Jesús que los evangelios no traen. Cada una de estas palabras de Jesús se llama en griego «ágraphon» (no escrito). Pero el corazón del hombre es también un «ágraphon» del Señor, y quizá sin esta palabra no sabríamos leer el evangelio. De Teresa, que tenía dotes excepcionales para la pintura, han desaparecido totalmente los cuadros y tapices que pintaba. Pero se han conservado en el corazón de sus antiguas novicias estos dos «ágraphon»: «Vale más hablar con Dios, que hablar de Dios»; «Aquí trabajar, en el cielo descansar». Con ellos, y con su ejemplo de filial devoción profesada desde su infancia a la Virgen de los Desamparados», también nosotros podemos leer mucho mejor el evangelio.

ISABEL FERRER SABRIÁ. Horacio decía que «a los pintores y poetas todo les está permitido». Sugiero, pues, que en el tapiz que Vilanova i la Geltrú va a encargar en recuerdo del bautizo de Isabel en la parroquia arciprestal, la pinten con la cara de Madre Micaela Grau, un báculo y una montaña de granos… de rosario. Con la cara de Madre Micaela, a falta de una fotografía de Isabel, porque las tres fundadoras (M. Micaela, M. Esperanza y M. Isabel) se «parecían» mucho. Un báculo o bastón, en vez de la consabida palma del martirio, porque a los 84 años (¿cuántos mártires del martirologio la ganan edad?) no estaba Isabel para llevar mucho peso. Y la montaña de granos, porque a ojo de buen cubero, en su vida puso a buen recaudo un millón largo de avemarías.

EMILIA MARTÍ LACAL. Huir: apartarse con velocidad de personas, animales o cosas para evitar un daño, disgusto o molestia, explica el Diccionario. Dicen que la Fundadora, profesaba especial cariño por Emilia. Dicen que cuando la fundación del colegio de Carlet las dos hablaban ratos y ratos a solas y en voz baja. A M. Micaela le quedaban 4 meses de vida. A Emilia le faltaban 9 meses para cumplir 24 años. El hecho es que Emilia en pleno mes del rosario abandonó, rosario en mano, clandestinamente la casa de sus padres para seguir su vocación. ¿La ayudó desde el cielo la Fundadora? Los huidores y huidoras de hoy tienen a quien encomendarse si hace falta apartarse con velocidad…

CORAZÓN GÓMEZ VIVES / GRACIA PAULA DE SAN ANTONIO / IGNACIA PASCUAL PALLARDÓ. En el cielo las llaman «el terceto valenciano de la Doctrina Cristiana». Porque las tres nacieron en Valencia capital. Sor Corazón y Sor Gracia cantan a dúo, mientras Sor Ignacia prefiere la voz baja del acompañamiento. Las del dúo a veces se distraen recordando sus años de estudiantes en la Escuela Normal de Valencia, el noviciado en Mislata o las clases a los niños en Turís. En cambio a Sor Ignacia las distracciones le vienen del lado de Sant Vicençs del Horts o por los elogios del agua de su tierra para preparar el mejor arroz. Pequeños detalles que en la vida de los inmortales tienen su importancia. En las grandes fiestas, sobre todo la del 20 de noviembre, las tres sacan su mejor repertorio: «El tambor de granaderos», «La revoltosa», «La patria chica»… porque el maestro Chapí les recuerda su calle, que fue para ellas el último trampolín para el cielo.

SOCORRO JIMÉNEZ BALDOVÍ / PAZ LÓPEZ GARCÍA. «Dar prodigiosamente. Por cada gota de agua devolver un torrente. Fuimos hechos así, hechos para botar semillas en el surco y estrellas en el mar. Y ¡ay! del que no agote Señor, tu provisión. Y al regresar te diga: ¡Como alforja vacía está mi corazón!». Ni Sor Socorro ni Sor Paz, que se llevaban 5 meses menos un día, conocieron la letra de estos versos. Pero sí la música. Sor Socorro la aprendió con las hijas de Santa Joaquina Vedruna en la Casa de Misericordia de Valencia. Allí fue muy amada. Para hacer fructificar tanto amor optó por los más pequeños: ayudaba en las clases de párvulos, a quienes trataba con cariño verdaderamente maternal. Sor Paz, como enfermera «oficial» de la Casa Madre, curaba cuerpos y almas, con tanta ternura que a doña María Ortells, una señora retirada que vivía con las religiosas, no se le ocurrió nada mejor que acompañar el 20 de noviembre a las 15 mártires al Picadero de Paterna, para subir al cielo con su enfermera. Sor Paz y Sor Socorro como alforja vacía tenían el corazón.

DOLORES SURÍS BRUSOLA. «La vocación es como un itinerario con señales de pista. Cada señal lleva a la señal siguiente, sin saber el término definitivo…» Bautizada en la catedral de Barcelona, pasaba los veranos con sus tíos en Cabrera de Mar. Allí iba a misa diariamente a la capilla de las Hermanas de la Doctrina Cristiana. Allí apareció la señal de pista que en 1918 la llevó a Mislata, donde encontró a la Maestra de novicias pintora que repetía: «Vale más hablar con Dios, que hablar de Dios». 18 años después las dos Le oyeron decir: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, lleva mucho fruto…»

CATALINA CALPE IBÁÑEZ. Ahora Sueca es célebre por Joan Fuster el que desde 1922 exploraba la sombra. Pero la ciudad, que ofrece un plano en damero, vio nacer allí mucho antes una dama que durante 81 años exploró la Luz. Se llamaba Catalina. ¿Qué hizo? Para gloria de Dios y servicio de sus hijos, por obediencia, se trasladó a Valencia. Y allí fue cocinera «full time». Años y años. Cuentan que lo que más le tentaba no eran los membrillos, sino la lectura y las escapadas a visitar a la Virgen de los Desamparados. Cuando la tormenta del 36, dejó el Colegio y pasó a la calle Maestro Chapí, nº 19, donde perfumó la casa con sus jaculatorias. Hasta el 20 de noviembre, que avanzó a paso lento, los años, hasta la plena Luz.

ÁUREA NAVARRO. Marcela de Santo Tomás, en religión. «Bien es que os digamos luego en la entrada / cuál nombre le pusieron cuando fue bautizada: / como era preciosa más que piedra preciada, / nombre había de oro, Áurea era llamada». Áurea (de la que desconocemos la fecha exacta de su nacimiento e incluso su segundo apellido) fue la más afortunada de las novicias de Sor Sufragio. Las otras, a finales de julio, regresaron a casa de sus padres ante las perspectivas sombrías. La pobre Áurea, sin noticias desde hacía tiempo de sus familiares, tuvo que quedarse con las Madres. ¿Pobre? Fue su gran oportunidad. Así, la última de las novicias se enriqueció con la palma áurea del martirio. Y ha enriquecido ante el mundo a su albaceteño pueblo de La Roda.
J.S.V.

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